Capítulo 21

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Al tercer intento fue que la lata cayó al suelo. El sonido era ensordecedor, cada detonación me atarantaba y sentía que mi cerebro se agitaba dentro de mi cráneo. Parpadeé un par de veces y bajé las manos, inmediatamente retirando el dedo del gatillo del segundo revolver que Garreth me había dado. Después de haber tomado rápidamente el desayuno que él había preparado más temprano; emparedados de mantequilla de crema de cacahuate y algunas galletas, él comenzó a colocar un par de latas de refresco que había guardado previamente, para poder utilizarlas como blanco para disparar.

Él me había instruido en como se debía de cargar cada arma, como cuidadosamente colocar las municiones y como mantener una buena postura para disparar. Y la verdad es que nunca me había imaginado lo poderosas que eran las pistolas. Con cada disparo sentía la fuerza recorrer por mis brazos y bajar por mis piernas. Era sobrecogedor, como nada que ya hubiera experimentado antes. De cierta manera me llenaba de miedo, pues pensaba lo responsable que debía de ser con una de estas cercas, lo fácil que era lastimar a alguien. Sin duda alguna no era cosa para tomarse a la ligera.

- Vaya... — La voz de Garreth me hizo voltear. — Ya descubrimos la primera cosa en la que no eres naturalmente buena. — Dijo en tono burlón, sonriendo con malicia. Yo miré a mis pies, mirando la cantidad de casquillos que habían caído. Fácilmente eran una docena y solo había logrado darle al blanco en dos ocasiones con la primera pistola que me dio. Una con el primer revolver que me había dado. El arma era toda plateada con un mango de madera oscura y la clásica recámara giratoria. La que sostenía ahora era un poco más moderna, pero básicamente la misma forma que la otra, solo que era más pequeña y poco más fácil de controlar. — Tienes una pésima puntería, ¿lo sabes? — Continuó para molestarme.

- Ajá, ¿y tú cuántas clases de disparo tuviste? — Alcé ambas cejas, volviendo a cargar las balas en la recámara para intentar de nueva cuenta.

- Solo tres, yo fui natural. — Respondió con orgullo. Se puso de pie para volver a colocar mis blancos y luego se colocó a mi lado. Tomó el arma de mis manos tan rápido que no pude hacer nada para evitarlo y al siguiente segundo se escucharon tres detonaciones seguidas. Tres disparos y las latas estaban de nuevo en el suelo. Ni siquiera dudó, no se posicionó como me había indicado. Él soltó una risita.

- Bueno, tenías que ser bueno, aunque sea en una sola cosa. — Le dije ahora para yo molestarlo. Él me respondió con una risa falsa y me dio un codazo. Fue a recoger de nuevo las latas y los agujeros que las atravesaban estaban justo a la mitad. A diferencia de los impactos que yo había logrado, él había logrado disparos efectivos prácticamente en el mismo lugar.

- ¿Bueno? — Dijo, mientras que colocaba las latas de nuevo sobre los troncos que había apilado. — Soy la persona con mejor puntería que conocerás. — Me guiñó un ojo. — Vamos con la escopeta. — Instruyó. — Debes al menos saber como disparar todas... Por probabilidad debes de darle al blanco, aunque sea una sola vez. — Puse cara de pocos amigos.

- Da gracias que tu rostro no es el blanco, eh. — Me defendí.

- Estaría a salvo de todas formas. — Continuó molestándome y soltó una risotada después. Garreth se reía con todo el cuerpo, sus hombros subían y bajaban y siempre se inclinaba un poco hacía al frente. Su sonrisa se abría paso por todo su rostro y sus ojos se cerraban. Era divertido mirarlo reír, era demasiado contagioso. Por más que quise mantenerme seria y actuar como si me molestara, a los pocos segundos ya estaba riendo con él.

Cada vez era más sencillo estar con él, reírme de sus malas bromas gracias a su estruendosa risa. Era fácil conectar con su personalidad relajada. Poco a poco iba mostrando pequeñas partes de su ser que no había visto antes. Sí, era un cazador, pero también era solo un chico que estaba descubriendo el mundo. No era muy diferente a mí si me ponía a pensarlo. Éramos bastante parecidos y estábamos unidos de alguna manera u otra. Después de todo, éramos hermanos.

Mayheim - Transfusión parte IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora