En cuanto Garreth se levantó y las cobijas cayeron, me di cuenta que solo estaba usando unos calzoncillos amarillentos bastante roídos. Grité de horror cuando mis ojos percibieron piel por debajo de un agujero muy mal posicionado. Me di media vuelta y quise correr a la cocina para buscar una cuchara para poder sacarme los ojos.
- ¡Ah no podré olvidar eso! — Exclamé mientras que tallaba mis ojos, tratando de olvidar esa imagen.
- Lo siento... Yo... Olvidé despertarme y...
- ¡No me digas! — Aún estaba dándole la espalda. — ¡Solo vístete!
- Ah... Sí, sí... Lo haré. — Escuché ruidos, probablemente estaba poniéndose un par de pantalones. Luego unas respiraciones un poco agitadas y finalmente se oyeron unos pasos con calzado. — Ya... Ya puedes ver. — Me di media vuelta, aún tapándo mis ojos con mis manos. — Por favor, no seas exagerada. — Abrí los dedos y lo miré entre estos, él rodó los ojos. — Pero si se tratara de tu novio el vampiro...
- ¡Oye! — Él se echó a reír con tanta fuerza que cayó de nuevo al sofá. — ¡Hasta te estás sonrojando! — Si me estaba sonrojando era por la furia. Di dos pasos a su dirección, a él no le importaba, estaba muriéndose de la risa. Tomé una esquina de una sábana y jalé de esta con todas mis fuerzas, haciendo que Garreth se deslizara y cayera al suelo. — ¡Oye! — Gritó, lo que me hizo a mí reír a carcajadas. Recordé que mi madre estaba durmiendo en el segundo piso y para no despertarla con todo el alboroto tuve que controlarme. Él se levantó del piso, sobándose el trasero. — No es gracioso, ¿sabes?
- Oh, claro que lo es. — Puse mis manos sobre mis caderas y sonreí con triunfo. — Ahora vamos, dijiste que me ibas a ayudar. El rostro de Garreth ya no tenía ningún atisbo de diversión y ahora sus cejas delgadas estaban fruncidas.
- De acuerdo, vamos. — Resopló y caminó en dirección a la puerta trasera. Chasqueé con la lengua, un poco insegura de seguirlo, pues no tenía idea de a donde nos dirigíamos. En lugar de ir a la carretera como era usual para mí, tomamos la dirección opuesta hacía los árboles.
- ¿Y a donde vamos específicamente? — Pregunté al ver que nos internábamos entre la arboleda.
- Ayer pasé por acá, creo que nos servirá. — Se detuvo a poco metros de la casa, pero había tantos árboles que era casi imposible verla. Nunca había entrado al pequeño bosque que estaba presente detrás y por casi todo Northanger. No había senderos y pensaba que podría perderme fácilmente, además de que mi madre siempre me dijo que no debía de hacerlo. — Vamos, empecemos calentando con un trote. — Enarqué las cejas.
- ¿Aquí? — Miré el suelo terregoso, lleno de ramas, raíces y piedras. — Puede ser peligroso, podemos hacerlo en la autopista.
- No, será aquí. — Respondió con seguridad. — No todos los terrenos serán planos y sin obstáculos, debes de aprender a observar tu alrededor y actuar rápido. — Mordí el interior de mis mejillas, pensando en sus palabras y como es que tenía razón. — Vamos, lo haremos juntos. — Dicho esto comenzó a correr, alzando sus pies para evitar obstáculos con tanta naturalidad que solo demostraba que él tampoco era muy humano. — ¡Creí que eras más rápida! — Dijo a la distancia, alejándose un poco más y sin voltear a ver para verificar que yo fuera detrás de él. Tomé aire y comencé a correr para alcanzarlo, lo que no fue muy díficil.
Era una sensación muy diferente. No podía correr tan rápido como lo hacía cuando estaba en la autopista, pero mis sentidos estaban bien alertas. Mirando a todas partes para poder ladearme para esquivar las ramas o elevar mis pies para no tropezar. El aire olía a tierra y a hierba mojada. Miré hacia arriba para mirar el cielo de la madrugada sobre las cimas de los árboles, solo necesité ese segundo de distracción para que perdiera toda mi atención y que mi pie se terminara enredando con una raíz, lo que me hizo caer hacia adelante y finalmente frenar mi caída con un tronco. Toda mi cara se llenó de tierra y mis manos se rasparon con las pequeñas piedrecillas que había por ahí. A mis espaldas escuché la risa de Garreth.
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Mayheim - Transfusión parte III
FantasiaEs momento de encontrar su camino. Al menos eso es lo que Merrick piensa, así que tendrá que vencer todos sus miedos y descubrir que es lo que quiere en verdad; si se rendirá a la oscuridad o huirá de ella. Pero, ¿podrá hacerlo mientras que todo a...