Capítulo 5

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Antes de comenzar el capítulo les quería decir que hice una playlist, esta la uso cada que voy a escribir y creo que pueden escucharla mientras leen, pues sin duda alguna que son las canciones que ambientan el viaje de Merrick. Les dejo el link como un enlace en este capítulo.

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El sol hacía que todo ese restaurante se pintara de un tono dorado. Incluso las mejillas de Alaric se veían doradas y sus ojos resaltaban más. Sonreí para mí misma, bebiendo un trago de mi café y mirando los restos de mi desayuno. Él no había pedido más que pan francés y café, pero yo estaba hambrienta, casi famélica y no pude satisfacerme con la tostada y aguacate, tuve que pedir huevos con tocino y papa hashbrown para sentir que mi estomago se iba llenando. Solo podía imaginarme como iba subiendo la cuenta y en otra circunstancia estaría luchando por pagar lo mío, pero dado que yo no había planeado nada de esto y que él era literalmente rico, le dejaría pagar por todo lo que quisiera.

De todas maneras, la sudadera que llevaba puesta la había conseguido más temprano en una tienda de recuerdos cerca del hotel. Y ya había hecho el check-out, solo que yo estaba demasiado hambrienta como para entrar en el auto por otras dos horas hasta casa.

- Pareces un pozo sin fondo. ­— Dijo divertido. Yo me encogí de hombros y seguí comiendo el resto del desayuno. — Supongo que debe de ser un efecto secundario de activarse.

- Creo que sí. ­— Dije y limpié mi boca con una servilleta. — No sabes la cantidad de comida que tiene que comprar mi madre ahora. Y yo tengo hambre casi todo el día.

- Debe de ser toda la energía que consumes sin darte cuenta. — Me volví a encoger de hombros. Terminé el café y dejé la taza sobre la mesa. — ¿Estás lista? ­— Yo asentí y él enseguida movió una mano para indicarle al mesero que se le entregara la factura. El chico no tardó en regresar y Alaric le entregó una tarjeta, dos segundos después ya estábamos saliendo del lugar.

La ropa la habían entregado temprano por la mañana, cuando él había dejado la habitación. Dijo que quería darme algo para recordar aquel atropellado viaje, cuando no había manera de que olvidara lo que sucedió y lo que pasó esa noche entre nosotros. Sin duda que algo había cambiado y se notaba en la manera en la que nuestros cuerpos se movían alrededor del otro, una soltura y una comodidad que nunca había experimentado. Y aunque no necesitáramos tener el tacto del otro, podíamos sentirnos cerca. Como si hubiera memorizado la energía que irradiaba y él la mía.

Llegamos al auto pues estaba a unos cuantos pasos y entré al asiento del copiloto, él cerró la puerta y se acomodó en el lugar del conductor. En cuanto encendió el auto, se comenzó a escuchar los cantos armónicos de otra canción de opera. La música era tranquila, casi hipnotizante. Podía transportarme a otro tiempo y por un momento me imaginé a Alaric usando un antiguo esmoquin, con el cabello finamente arreglado y con guantes blancos. Sin duda que así se acercaba más a la idea clásica de un vampiro.

- Alaric.. — Pronuncié su nombre, haciendo que él alzara una ceja y me mirara por un momento. En el estéreo, una mujer femenina cantaba en inglés, pero parecía ser otro idioma y se notaba pesadez y miseria en su ánimo. — Gracias por todo esto... A pesar de todo, lo pasé muy ­bien.

- ¿A pesar de todo? Suena a que fue una tortura. ­— Yo reí y negué con la cabeza.

- No, no me refiero a eso. — Lo miré, a pesar de que su mirada estaba puesta en el camino. ­— Me gustó ver esa otra parte de ti. — Él sonrió como siempre lo hacía.

- A mí me gustó ver esta otra Merrick, mucho más libre. — Me dedicó una mirada que me hizo sonrojar, pues sabía perfectamente a lo que se refería. — Ahora puedo entenderte un poco más.

Mayheim - Transfusión parte IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora