Capítulo 6

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En el momento que vi a Garreth de nuevo, de pie frente a mí, en la puerta de mi casa. Sentí una ola de recuerdos arrollarme. Mi corazón subió hasta mi garganta y tuve que tragar grueso para regresarlo a su lugar. Sin duda que mi expresión me delataba y al parecer él pudo anticipar mi siguiente movimiento, por eso dio un paso adelante mientras que yo amenazaba con cerrarle la puerta en la cara.

- Merrick, por favor. — Rogó. Miré a mi madre, quien tenía una expresión aun más confundida. No quería abrir más la puerta, pero había algo que me impedía cerrarla y no solamente se trataba de su pie en el medio.

- Vete. ­— Ladré. — Fuera de aquí, Garreth.

- Por favor... — Intentó una vez más. — Estoy solo. He estado solo por varios días y... Honestamente no tengo ningún lado al que ir. — Tragué saliva y me le quedé mirando por la rendija de la puerta. Su semblante estaba arrugado y sus ojos parecían sinceros. Volteé hacia mi madre, quien se relamió los labios y luego asintió. — No tengo dinero, pasé la noche en la estación de autobus... — Abrí la puerta y su mirada pareció iluminarse.

- ¿De verdad estás solo? — Pregunté, aún incredula con toda la situación.

- Sí. — Asintió. — Dejé a mi... A Broderick hace unos días en Wisconsin. — Alcé una ceja. Eso estaba casi hasta el otro lado del país. — No supe a donde ir... No conozco a nadie más. Yo sé que soy la última persona que quieres ver, pero no te pediría nada si de verdad lo necesitara. ­— Me permití examinarle un poco más. Había un par de ojeras debajo de sus ojos y su cabello rubio estaba grasoso, muestra de que no había tomado una ducha en días. Llevaba una mochila en los hombros y un bolso de lona en su mano derecha. Parecía que había empacado toda su vida.

Di un paso atrás para dejarlo pasar, él parecía estar aún más sorprendido que yo, como si no pensara que eso realmente fuera a suceder. En cuanto entró inevitablemente dejó un rastro de barro con sus gruesas botas. Miró a la comida en la mesa y se relamió los labios.

- No he comido desde hace dos días, ¿podría...? ­— Ni siquiera le dejó acabar su pregunta.

- Adelante. — Dijo mi madre. Él sin dudar se sentó en donde se iba a sentar mi madre y tomó la primera pieza de pollo que encontró, ni siquiera la miró, comenzó a devorarla entera. Ella y yo nos vimos, ninguna entendía qué estaba sucediendo y por qué ese chico había aparecido de la nada en la puerta de nuestra casa. Seguro había algo más detrás de todo. — Garreth... Es Garreth, ¿verdad? — Preguntó mi madre.

- Sí, ese es mi nombre. ­— Respondió tomando otra pieza de pollo, ya que la anterior se la había comido en segundos y en el plato solo quedaba un hueso limpio.

- ¿Qué haces aquí? — Pregunté yo, quizás con un poco de agresividad. — ¿Por qué dejaste a Broderick? — Con eso conseguí que volteara.

- Tuvimos una pelea... Una discusión demasiado fuerte y nosotros nunca peleamos. — Balbuceó, como si se tratara de un niño tratando de explicar una idea abstracta. — No podía estar más con él. — Se encogió de hombros. — No era lo mismo que antes. — Guardó silencio después. Mi madre se sentó a su lado, analizándolo también.

- Okay... ¿Pero por qué venir aquí? — Insistí.

- Porque quería aprender más... Aprender tu manera de ver el mundo. — Respondió. Tomó una servilleta para limpiarse sus dedos y boca de grasa de pollo. — Yo crecí pensando una sola cosa y luego te conocí a ti y me demostraste que el mundo no está dividido en negro y blanco... La vida es mucho más compleja, no podía regresar a cazar con mi padre como si nada hubiera pasado. — Admitió, pero se veía que había una pisca de amargura en sus facciones. — Y no bromeo, Merrick... No tengo a nadie más. No conozco a nadie más que un puñado de cazadores igual que mi... Padre. — Pareció que la ultíma palabra se le atoraba y no pudiera pronunciarla.

Mayheim - Transfusión parte IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora