Capítulo 34 - Alaric

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¡Hola, hola! Les traigo otro capítulo esta noche.

Sé que estoy tardando... Pero más vale tarde que nunca, ¿no?

Gracias por su paciencia y su cariño siempre, son mi motor para seguir escribiendo. Así que mientras estén, siempre voy a seguir escribiendo.

Les quiero mucho! Espero disfruten este cap.

Era temprano por la mañana, el sol estaba brillante y la ciudad apenas se estaba preparando para el ajetreo diario

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Era temprano por la mañana, el sol estaba brillante y la ciudad apenas se estaba preparando para el ajetreo diario. Aún no había mucho tráfico en las calles, pero alcanzó a escuchar el claxon de alguna camioneta que circulaba pisos abajo, a unas cuadras. Alaric estaba acostado sobre la cama hecha, su torso descubierto y la cara apuntando al techo. Se había ido a la cama hacia varias horas y no se había movido en lo absoluto, ni siquiera para levantarse a rellenar su vaso de whisky. Respiraba tan despacio que parecía una completa estatua.

Sintió un picor en la garganta, ese escozor que realmente nunca se iba, solo de vez en cuando mermaba. Se puso de pie para ir a la cocina, llevando consigo el vaso que había mantenido en su mano toda la noche. Abrió el refrigerador, que el día anterior había sido abastecido el día anterior, mientras estuvo fuera. Nunca había visto a los humanos que se encargaban de mantener todo limpio y listo para que él tomara lo que quisiese, ya fuera sangre o su bebida preferida, whisky añejado. Pensó en lo que se le pasaría por la mente a las personas que tenían que hacer todas las diligencias que él o cualquiera de su familia, requiriese. Si bien, en ninguna constitución se establece que la inmortalidad sea ilegal, siempre han preferido cambiar de nombres, apellidos, de vez en cuando. Claro, que ese bufete de abogados que ha trabajado para ellos, nunca han recibido alguna confirmación de que eran vampiros, algo tenían que saber. El mismo Alaric había visto llegar, envejecer y morir a varios de sus abogados designados.

Después de beber y calmar su sed, fue a su armario y escogió una camisa color negro. Se hizo los botones mientras que se miraba en el espejo. No le veía sentido en cambiar sus pantalones, aunque llevaba varios días llevándolo, nadie se daría cuenta. Acomodó su camisa, luego su cabello y decidió que estaba listo. Salió del departamento y se dirigió al viejo elevador del edificio, este se detuvo en el piso inferior y cuando se abrieron las puertas, un par de muchachas de no más de veinte años, quienes parecían tener una muy animada plática, se quedaron mudas en cuanto vieron al vampiro ojiazul. Él las miró y dio un paso atrás, para que pudieran entrar. Les tomó un segundo romper su ensoñación y subir al ascensor. Ambas hablaban inglés, con un acento americano.

- ¿Qué te dije de los alemanes? — Una le susurró a la otra, tan bajo como pudo, pero no era impedimento para que él pudiera escucharlo. Sonrió a medias. Después las chicas siguieron parloteando, sobre qué lugares visitarían ese día.

Antes de salir del edificio, Alaric se apresuró un poco para abrir la puerta y detenerla para que ellas pudieran pasar. Ambas le agradecieron en un alemán mordisqueado. Él les sonrió y decidió responderles en el idioma que sabía que comprenderían.

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⏰ Última actualización: Sep 10, 2022 ⏰

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