Capítulo 9

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El cielo estaba levemente nublado y el sol estaba comenzando a ocultarse, en ese pequeño sitio caían rayos dorados sobre un arbusto del que florecían unas flores de color morado. El silencio era incluso reconfortante, no se podía escuchar el paso de los autos en la carretera, solo uno que otro pájaro que cantaba a la distancia. Todo el ambiente me relajaba, me permitía tener los ojos cerrados mientras que mi cabeza estaba recargada sobre el hombro de Alaric. Me di la oportunidad de dejar que mi mente se aclarara y por primera vez en mucho tiempo, me sentí comoda, no importaba nada, no importaba yo.

Percibí como Alaric se movía y luego dejó un beso en mi cabeza, lo que me hizo abrir los ojos y subir la mirada. Él me dedicó una de sus sonrisas y acarició una de mis mejillas.

- Esto se siente bien. — Dijo en voz baja. ­— Nunca me había sentido así.

- ¿En serio? ­— Alcé ambas cejas. Él asintió. — Yo tampoco había sentido algo así. — Admití. Solté un largo suspiro y me reincorporé, girándome para verlo de frente. — Pensé que te vería con Nicholas, cuando Garreth llegó.

- Ah, eso era algo que ellos tenían que resolver, yo no tenía lugar ahí.

- Perdón por no decírtelo...

- Está bien, yo lo entiendo. — Ladeó ligeramente la cabeza. — Además, te hubiera distraído si me hubiera aparecido. — Con eso me hizo rodar los ojos y él en respuesta soltó una carcaja. — No te hubieras podido concentrar... — Se acercó a mi rostro, tomando mi barbilla con su mano. — Hubieras estado pensando en lo que sucedió en el hotel. — Esa sonrisa pícara volvió a su rostro mientras que se acercaba más.

- ¡Alaric! — Alcé la voz, pero no me moví.

- Shh... ­— Sus labios no tardaron en encontrarse con los míos, bailando lentamente, como si el tiempo y el resto del mundo desapareciera mientras que estuvieramos en ese pequeño lugar lejos de todo. Después de lo que para mí fue un abrir y cerrar de ojos, Alaric retrocedió y me miró. — Así que... ¿Cómo lo has estado llevando? Me imagino que no estás muy contenta de tenerlo en tu casa.

- No... Siento que no está siendo totalmente sincero, ¿sabes? Que oculta algo.

- ¿Crees que tenga segundas intenciones para estar aquí? ­— Yo me encogí de hombros.

- Quisiera pensar que no, pero en definitiva hay algo que no está diciendo.

- ¿Y qué harás para averiguarlo? — Solté aire y me pasé ambas manos por mi cabello.

- No lo sé. — Mordí mi labio inferior. — Se ofreció a ayudarme a controlar mi energía y... Y creo que estar con él más tiempo, hará que confíe en mí. — Alaric asintió. — Además creo que puede ayudarme a comprender mejor esto de ser Venator.

- Solo espero que el tipo no haga algo estúpido... Por su propio bien. — Aquella respuesta me hizo reír.

- ¿De qué me crees capaz?

- ¿En serio quieres que te lo diga? — Negué con la cabeza y después me puse de pie.

- Tengo que irme a casa pronto. — Él hizo una cara de desagrado.

- No, no tienes que irte. ­— Colocó sus manos sobre sus rodillas. — ¿En serio me vas a cambiar por tu medio hermano rarito?

- No, pero si no llego antes de mi madre, estará preguntando que estuve haciendo. — Caminé hasta donde estaba mi mochila para recogerla. — Y con quien.

- Ah. — Se puso de pie y al segundo siguiente ya estaba frente a mí. — ¿No le has dicho aún? — Hice una mueca.

- Ya lo sabe... Se dio cuenta desde esa noche. — Me coloqué la mochila al hombro y acomodé mi cabello. — Solo que no le agradas.

Mayheim - Transfusión parte IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora