Capítulo XLIV

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¿Y Si Unimos Fuerzas?

Él caminó hacia mí y yo solo me quedé allí, esperando a que haga algo. Se detuvo al acercarse lo suficiente y me miró, yo solo sonreí.

-No harás nada ¿verdad? -él bufó mientras pisaba fuerte el cuadrado raro que no me di cuenta, y se abrió la escalera que baja a una especie de sótano.

-Ni siquiera pestañeaste -dijo bajando las escaleras.

-No lograras ni hacerme un rasguño, sinceramente -Gian suspiro y prendió la luz, dejándonos ver un gimnasio -. ¿Y por qué está vacío? -pregunte curiosa.

-Los guardias no tienen permitido venir aquí, ni las sirvientas. Solo los de mayor "rango", o los que mi padre tenga la confianza suficiente, ya que aquí hay cosas importantes -y se encogió de hombros.

-Ya veo -veo como Gian se pone en pose frente a una diana en la pared y tira su daga, la cual apunta cerca del centro. Se dio la vuelta con una sonrisa en su cara y se hizo a un lado para que lance yo, desde mi lugar tiré al blanco.

-Presumida -lo escuche susurrar -. Bien, ¿qué quieres hacer?

Él se alejó un minuto y regresó con una netbook, se sentó en un banco y empezó a teclear, mientras que yo agarraba los guantes para golpear la bolsa de arena.

Estuvimos en silencio mientras que golpeaba la bolsa sin parar, pensando todo lo que tuvimos que aguantar, recordando aquellos momentos donde la encontraba llorando y lamentándose en silencio por culpa de un hombre que tiene una entrada vip al infierno. Ni esta maldita tortura que empecé me hace sentir bien, ni a ella.

- ¡Maldito Rayler! -y patee la bolsa con fuerza.

- ¡Eso! ¡Maldito Rayler! -vi a Gian con la mano alzada apoyándome pero mirando la pantalla de su netbook.

- ¿Y qué miras? -me saqué los guantes y me senté a su lado viendo lo que miraba -. ¿Qué haces mirando grabaciones de cámaras?

-Mira -y apuntó a una cámara, donde entraba Rayler a la cocina y pedir algo, cuando la sirvienta le dio lo que pidió, Rayler enojado, lo tiró al suelo y se acercó a ella, le agarro de la muñeca y le susurro algo en su oído.

- ¿Entonces? -Gian volteo los ojos.

-Rayler les hace algo a las sirvientas, y me temo que no solo a las sirvientas, y no tolero que un abusivo esté rondando por esta familia, no quiero que la arruine -seguí mirando las cámaras y vi como la sirvienta lloraba cuando está sola.

-Tenemos el mismo enemigo, ¿y si unimos fuerzas?

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