Capítulo XLIX

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El Inicio

Subí las escaleras y caminé hasta la oficina de Thom, entre sin tocar la puerta para molestarlo.

-Adelante -dijo viéndome entrar sin golpear, cerré la puerta detrás de mí y me quedé parada en medio de la oficina -. ¿Qué ocurre? -pregunto sin mirarme, tenía la vista en unos papeles.

- ¿Qué harías si te quedas sin pistas y no sabes donde buscar? -pregunté mirando alrededor, la decoración.

-Buscaría en el principio, alguien normal puede dejar cualquier pista, al menos una mínima. Solo abre tu mente -camine despacio mirando las fotografías del estante.

-Ya veo -me detuve al ver una foto mía junto a la foto de Gian -. ¿Y esta foto? -alza la vista y mira la foto que apunto.

-La tenía guardada, tu madre me la dio -mire de nuevo la foto, era yo de niña jugando en la sala de mí casa, pero la foto fue sacada de un punto alto, en donde esta la pared.

Una cámara de seguridad.

Salí de la oficina sin decir nada y fui a buscar a Gian, también note que Rayler no estaba en toda la mansión. Encontré a Gian en el patio delantero, me acerque a él.

-Necesito que me acompañes a un lugar, creo que tengo una pista sólida -dije -. Por cierto, ¿viste a Rayler?

-No lo vi, según mí padre se fue a una misión, pero no le creo -los dos caminamos hacia dentro de la mansión -. Te acompaño si me cuentas.

- ¡Está bien! Te lo contaré, a la noche salimos.

- ¿Esta noche? Mí padre tenía planeado hacer una fiesta sorpresa en tu honor.

-Es perfecto para preparar todas las pistas y sacarlas a la luz -él asintió y nos separamos, faltaban pocas horas para que la noche cayera.

Me cambié a una ropa cómoda, de las que me trajeron esta mañana y me até mí cabello a una cola de caballo, caminé hasta la oficina de Thom para avisarle.

-Gian y yo iremos a un paseo para conocernos mejor -hable, él me miró por unos largos segundos -. Llegaremos a tiempo para la cena, lo prometo -y él asintió.

Camine hasta la reja donde Gian estaba esperando con un gorro de lana negro y jugando con un cuchillo.

- ¿Sabes usarlo? -pregunte.

-Te sorprenderías -y me reí.

-Vamos, te advierto que la historia puede ser "traumante" para un niño como tú.

-Callate y cuéntame todo, desde el principio. Lo llamaremos "El inicio" -empecé a caminar dejándolo atrás.

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