Capítulo I

35 3 0
                                    

No te preocupes

Un fuerte dolor de cabeza me despertó. Abrí los ojos al escuchar pasos alejarse, un hombre se estaba alejando pero paro en la entrada del patio, se giró y vio la escena con una sonrisa, sus manos con guantes estaban con sangre. Hasta que recordé lo que sucedió, gire y las vi, las dos tiradas sin vida arriba de un charco de sangre.

-No, no -repetí mientras me acercaba gateando a mi madre hasta quedar arrodillada al lado de su cuerpo, deseando que no fuera verdad. Una risa detrás de mí me hirvió la sangre, me pare mientras agarraba el cuchillo del suelo para encararlo -. ¿¡De que mierda te ríes?! -grite, lo que provoco que él riera más.

-De que no dejas de temblar -su sonrisa me dio asco -. Luego acabare mi trabajo -y salió corriendo por el patio, deje caer el cuchillo y me arrodille nuevamente al lado de mi madre, con mis manos temblorosas la puse en mi regazo para abrazarla.

Lagrimas caían sin control mientras la veía por última vez, igual al cuerpo de mi tía, recordando los momentos agridulces de las tres. Cada vez que pasaban los segundos el dolor creció, no sabía qué hacer, estaba sola. Solo podía llorar la muerte de las dos únicas personas que me querían.

No sé cuánto paso, tampoco me di cuenta de la presencia de los policías rodeándome, bruscamente me separaron del cuerpo de mi madre para poner mis manos en mi espalda y esposarme.

- ¿Pero qué mierda hacen? -pregunte confundida.

- ¿No es obvio? -Respondió con una pregunta, mire a todos los policías investigando e irse a la planta alta diciendo "despejado" -. Un vecino llamo diciendo que una adolescente estaba matando a su familia -lo vi incrédula a lo que dijo. Otro policía le entrego una bolsa trasparente con el cuchillo, que agarre anteriormente, dentro de esta -. Y apuesto que aquí están tus huellas. Llévensela.

- ¡Yo no fui! ¡Fue un hombre que corrió al patio! -gritaba mientras era empujada para salir de mi casa mientras un policía me decía mis derechos, al salir a la calle una ola de murmurios de parte de los vecinos me golpeo:

"-Eran buena gente"

"- ¿Por qué habrá hecho eso?"

"-Tiene la cara de un ángel"

Miraba con asombro a todos los vecinos que alguna vez ayude y acompañe en sus charlas aburridas. En ese momento solo la decepción se apodero de mí, me dieron la espalda sin saber nada, creyendo en mierda sin sentido, sin explicaciones. A empujones me hicieron sentarme en la patrulla para dejar la cuidad e ir a la cárcel San Rafael.

No te preocupes.

RevengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora