FLORERÍA (2)

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- No sabe lo mucho que la admiro - sus piernas no respondían a la orden que le daba su cerebro - Yo soy Soobin bias, Misaki adora a Beomgyu y claro Azusa idolatra a Yeonjun, pero nosotras tres la amamos a usted - asintió para tomar la tarjeta de crédito y sujetar con fuerza. Su mano derecha comenzó a con ese tic que sus compañeros ya conocían, trato de esconder el tic y salir de ahí lo más rápido - Apoyamos a su grupo desde que debutó y siento que es un sueño que usted esté en la florería de mi familia... ¡Chicas!

Su mano izquierda apretaba con fuerza la derecha, que era oprimida contra su pecho. El pecho comenzó a dolerle y sentía que el aire era cada vez menos. Intentó tomar el ramo de amapolas, pero no podía, el miedo estaba comenzando a recorrer todo su cuerpo.

Se estaba hiperventilando con la propia mascarilla negra que usaba. En cualquier momento ella se ahogaría. Se asustó cuando una melena rubia salió por la cortina de perlas para abrazarla.

- Fujioka-chan - conocía muy bien a la persona que la abrazaba.

Misaki Fujioka, una chica sordo muda, por quien quiso aprender hablar lenguaje de señas, a quien defendía cuando sus otros compañeros se burlaban de ella y de quien no sabía nada por mucho tiempo. Había crecido en los últimos años y tenía su cabello rubio cenizo. Intento leer las manos de la chica, para saber que le decía pero en su cabeza se invadió de recuerdos.

Limpio sus lágrimas para sorber su nariz. Pronto terminaría la hora del almuerzo y tendría que regresar a su sufrimiento. Levantó su cabeza para ver como Tooru Kanze, un chico que iba a su misma clase, le tendría un pañuelo.

- Ya no llores Hirokawa-chan - le dijo el chico - Lo que dice Yamaguchi-chan es mentira, yo se que tu no le robaste su lugar.

- De qué sirve que tú solo me creas, toda la escuela me mira feo y me llaman ladrona.

Desde la discusión con las únicas personas que solía llamar amigas, toda su clase comenzó a ignorarla y solían hablar a sus espaldas. El único que se atrevió en hablarle fue Tooru Kanze, quien la defendía y creía su versión.

- Hirokawa-chan, demuestrales que no eres una ladrona - tomó la mano de su compañero para levantarse del suelo - Si esa agencia te reclutó para ser trainee en Seúl, es porque vieron algo que le faltó a Mako. Yo te voy apoyar.

Limpio sus lágrimas con el pañuelo para asentir y regalarle una sonrisa.

- Gracias por tus palabras Tooru-kun.

Hoy sería su última semana en Okinawa, el sábado partiría al aeropuerto para estar por la tarde en Seúl. El domingo ya debería estar instalando en el nuevo hogar. Yena querido irse con todas sus ganas, ya casi no veía a su padre, Mei se la pasaba haciendo guardia en el hospital que le tocaba y sus clases en la universidad, Sakura comenzó con clases de modelaje y diseño de ropa y por último Kaori fue reclutada para un equipo de voley. Quería irse a buscar su futuro a Seúl, ya no le importaba que Mako y Azusa le hablaran. Ella iba a comenzar de nuevo en Seúl.

- Con lo que hemos hecho por ti, y nos haces esto - dejó de barrer al escuchar la voz de Mako - Las amigas no hacen eso Yena.

Bajo la cabeza para sujetar con fuerza el palo de la escoba. Ya no quería llorar, pero sus palabras la hacía sentir culpable por la decisión que tomó hace un mes.

- ¡Mako ya deja de molestar a Yena! - la voz de Tooru la defendió - Estas celosa porque Yena logró en poco tiempo, lo que a ti te costo año.

- Tooru, si una de nosotros no lo hacía, ella tampoco - mordió sus labios al escuchar la voz de Azusa - Yena sabía lo importante que era el sueño de Mako.

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