ABC de la muerte | Finalizada |

L (Min Yoongi)

OCD. Ansiedad. Depresión. Eran cosas muy normales para él, pero ahora estaba agregando bipolaridad.

Era nuevo en eso pero había llegado con un episodio tan fuerte que el doctor inmediatamente le había recetado litio.

Y es que nadie soportaba a un Min Yoongi en plena etapa de manía, no estaban acostumbrados a lidiar con su egocentrismo. O tal vez sí, pero antes no habían querido decir nada.

Así que Yoongi había optado por subir un poco la dosis cuando pensaba que iba a ser un mal día, no quería ser una carga para los chicos.

Poco tiempo después tuvo la mala suerte de intoxicarse con comida, su estómago dolía mucho y había vomitado.

Pero pocos días después se sintió mejor, no había sido el único miembro que había sufrido con esa comida. Así que se sintió casi aliviado de pasar con alguien más aquello.

Posteriormente sus manos habían comenzado a temblar, podía sentir los pequeños espasmos mientras bailaba. Decidió no hacer caso, a veces aquello le pasaba por estrés.

— ¡Oy! ¡Hyung! – gritó Jimin llamando su atención.

— Oh... Perdón... ¿Qué decías? – preguntó extrañado.

— Que si querías que te ayudara con alguna parte – dijo el menor sonriendo.

— Sí... No puedo coordinar bien esta parte – contestó Yoongi para proceder a ensayar nuevamente.

No sabía bien cómo había llegado a casa ese día pero ahora se encontraba en el sofá.

— Sa meo que vaya domi – dijo al tiempo que bostezaba.

Su hyung siempre estaba cansado, así que le dijeron buenas noches mientras que los más chicos regresaban a sus videojuegos y los mayores platicaban sobre las presentaciones futuras.

Una semana después Min Yoongi se encontraba en pleno ensayo cuando comenzó a convulsionar violentamente.

Ninguno entendía que era lo que estaba pasando. Corrieron a pedir ayuda, pero aún así no habían sido demasiado rápidos.

Si hubieran sabido que cada día que se sentía peor Yoongi subía la dosis de litio para no estorbarles tal vez lo habrían ayudado.

Con cada dosis más aquello se había vuelto en algo tóxico en su cuerpo.

El dolor de estómago, el temblor de sus manos, la repentina perdida de consciencia, la falta de coordinación, la mala pronunciación no habían sido más que síntomas que pudieron haber salvado a aquel chico.