R (Kim SeokJin)

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Era bien sabido que el título de World Wide Handsome le pertenecía a él, que cada día que despertaba era incluso más guapo que el anterior.

Ninguno de los chicos quería mencionar su belleza porque entonces salía aquel comentario de siempre :

— No hay día en el que no me vea bien –

Y lo decía de tal forma que molestaba.

Lo decía en tal tono de egoísmo que los hacía sentir menos.

Pero el que se sentía peor era el líder, RM había envidiado siempre a Jin y tenía una muy buena razón.

Jin siempre recibía los cumplidos y RM siempre recibía los comentarios de odio.

"Tiene una cara rara"
"No es un chico coreano común"
"Debería hacer algo con su físico"
"Tiene buen cuerpo pero no es guapo"

Así que por encima de todo eso debía de lidiar con los comentarios egoístas de Jin.

Pero al mayor le daba igual lo que los demás miembros pensaban de él, no podrían cambiar su pensamiento. Incluso un cirujano plástico había revisado a detalle clínico su cara y había dicho que tenía las proporciones perfectas; él era perfecto en todos los sentidos.

Pero su belleza no se conservaba sola, todas las noches tenía un pequeño rito de belleza.

Comenzaba limpiando su cara, ponía un tónico, exfoliaba con productos para piel delicada, quitaba los puntos negros e impurezas, ponía mascarillas de colágeno, mascarillas para hidratar, mascarilla para los labios, mascarilla para quitar las bolsas de los ojos.

La mayor parte de su sueldo se iba en aquellos productos.

Conocía a la perfección cada producto y lo que hacían, a veces les regalaba algunos a los chicos dependiendo de lo que él creía que debían mejorar en su piel.

Pero no había notado la diferencia, no había notado que algo iba mal hasta que ya era muy tarde.

Lo que había comenzado como algo de cada día estaba saliendo demasiado mal.

Su piel ardía, estaba roja y cuando intentó limpiar lo que fuese que tuviera la piel caía a cachos.

Gritó por ayuda.

Nada.

Intentó abrir la puerta pero no pudo.

Gritó más.

Gritó hasta que no pudo más.

Pero con cada grito los chicos solo podían pensar que finalmente dejarían de escuchar aquellos comentarios. Finalmente se sentirían mejor consigo mismos.

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ABC de la muerte  | Finalizada |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora