U (Minatozaki Sana)

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Lo idols suelen ser como niños debido a la edad en la que empiezan a entrenar.

Nunca tienen el tiempo de disfrutar su adolescencia. Comienzan cerca de los doce años, y si tienen suerte debutarán a los dieciséis.

Se quedan eternamente en aquella edad infantil, les consiguen lo que quieran siempre y cuando tengan grandes ganancias.

El caso de aquella chica japonesa era especial, Twice era el grupo de chicas del momento junto con Blackpink, así que a Sana le gustaba aprovechar aquello mediante lo que más amaba en el mundo: los unicornios.

Tenía una gran obsesión con ellos, eran demasiado hermosos y suaves. Le gustaba pensar que existían en el mundo pero los humanos no tenían lo necesario para verlos, por eso le gustaba coleccionar todo con sus imágenes.

Tenía mochilas, peluches, figuras, pósters, pijamas, pantuflas, lámparas, frazadas, entre más mejor.

Así que el día en el que vio aquel peluche dentro de la máquina supo que tenía que ser suyo.

Comenzó a poner el cambio para activarla, hizo los cálculos necesarios e hizo que aquel gancho bajara para obtener su peluche.

Pero eso no pasó, lo había soltado. Ni siquiera lo había movido ni un centímetro.

Suspiró y volvió a intentarlo.

Lo intentó tantas veces que terminó todo su dinero.

Aquello no podía terminar así, debía de tenerlo.

Se acercó amablemente a la recepción donde se encontraban aquellos juegos y sonrió.

— ¿Cuánto quiere por el unicornio de aquella máquina? – preguntó.

— Lo siento, no los vendemos. Tienes que sacarlo de la máquina – fue la respuesta de aquel chico.

Ella nunca tenía un no como respuesta.

— ¿Qué no sabes quién soy? – preguntó, pero solo obtuvo un encogimiento de hombros como respuesta.

Ni siquiera sabía quién era, todo estaba yendo mal.

Sus sentimientos estaba siendo destrozados en más de una forma, no había obtenido su unicornio, le había dicho que no y no sabía quién era.

Casi sin darse cuenta aquella chica que, si bien se veía pequeña e inocente, tenía mucha fuerza se encontró golpeando la cabeza de aquel chico contra el mueble de aluminio.

Lo golpeó una y otra vez hasta que quedó lleno de aquella substancia espesa que es la sangre.

La chica que iba a sustituirlo gritó fuertemente cuando encontró aquella escena.

Sana simplemente sonrió para después preguntar:

— ¿Cuánto quiere por el unicornio de la máquina? –

— ¿Cuánto quiere por el unicornio de la máquina? –

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ABC de la muerte  | Finalizada |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora