F (Lee Hoseok)

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Sasaeng.

Aquella era la palabra con la que la habían descrito en las redes sociales. Pero no podía evitarlo, no podía evitar amar tanto a aquel chico.

Lee Hoseok, mejor conocido como Wonho, era el amor de su vida.

Ella solo quería saber todo lo que a él le gustaba, conocerlo mejor, saber más de él.

Sabía donde vivía, sabía su número de teléfono, sabía cómo infiltrarse a su compañía, sabía qué lugares visitaba, donde se encontraba cada hora del día.

Pero la gente no parecía entenderlo y a consecuencia de eso se había ganado una orden de restricción.

Orden que tenía enmarcada porque tenía la firma personal de Wonho.

La orden solo marcaba que no podía estar a más de 100 metros de él, no podía volver a entrar a su casa, ni presentarse en la compañía. Pero podía trabajar con eso.

Hoy regresaría a Seúl y habría muchas fans más, nadie se daría cuenta si iba.

Así que llegó al lugar. Pero llegó tarde. Wonho ya iba en la camioneta.

Así que corrió hacia ella, debía poder alcanzarla, poder verlo una vez más aunque fuera de lejos.

Pero fue inútil, excepto que tenía otros métodos.

Sabía que se dirigía a su casa y saber dónde vivía era algo bueno. Corrió a la estación de metro y con esperanza de ganarle a aquella camioneta se subió. Sabía que Wonho paraba por algo de comer siempre que llegaba.

Bajó en la parada y corrió aún más, sentía que un pulmón podría salirse de ella.

Jadeante llegó a la superficie y encontró a la camioneta, estaba parada en una señal de tráfico. Esperó a que la luz volviera a verde para ponerse frente a ella.

Quería volver a ser notada por él. Si estaba destinado a ser se detendría.

Pero no fue así.

El conductor no se había detenido.

El impulso no fue tanto, solo la había empujado un poco. Pero incluso después continuó.

Ella había caído de costado, por lo que las llantas habían aplastado sus órganos, ¿así era como realmente se sentía que se salieran tus pulmones?

Se quedó viendo al cielo, escuchó el freno y después una discusión.

— ¡Vuelve a subir y conduce! Lo último que necesito es ser acusado nuevamente por tu culpa – aquella voz la reconocería en cualquier lado.

Lo siguiente que vio fue a Wonho frente a ella, la estaba viendo.

— Oy... ¿Qué no es aquella sasaeng? – preguntó a su chófer.

En su rostro se formó una retorcida mueca que intentó ser una sonrisa.

Se había fijado en ella.

Con ese pensamiento exhaló su último aliento, pudo morir feliz.

Con ese pensamiento exhaló su último aliento, pudo morir feliz

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ABC de la muerte  | Finalizada |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora