¿Un avance?

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<<La cópula de alfas con betas que no son suyos es legal, mientras haya consentimiento por el alfa de dicho beta en cuestión. Sin embargo, los alfas tienen prohibido dejar embarazadas a las betas que no son suyas. Los motivos que han llevado a esta cláusula tienen principios bioquímicos: si la conexión que los betas tienen hacia sus alfas es intermedia o alta y es embarazada por otro alfa, las probabilidades de aborto espontáneo son superiores al 80%. Igual ocurrirá si un beta masculino deja embarazada a una alfa sin pene que no sea su propietaria, ya que sus gametos han cambiado en consonancia con las características biológicas de su alfa.>>


Una semana más tarde Historia había obtenido el primer permiso de Ymir para salir al exterior. Quería visitar a sus hermanos pero por supuesto, todo el trayecto estuvo vigilada. Para su familia, fiel conservadora al estilo de los alfas, aquello no era una atadura sino un honor. Le preguntaron mucho acerca de la gran Ymir, pero Historia prefería ser reservada por un sencillo motivo: sabía poco de ella, y lo que sabía era por otras bocas. Explicó que su ama no se abría sentimentalmente con ella y al parecer con nadie, aunque se notaba que vertía más confianza en las betas que llevaban más tiempo en la mansión. También habló de la competencia que se respiraba entre ciertas betas, y el gusto por algunos alfas de profanar sexualmente a sus betas en público. Historia dijo que jamás había tenido que vivirlo desde su propio punto de vista aún, pero temía ver llegar el día. Su madre Alma, sin embargo, fría y altanera para los negocios, la convenció de que era su deber complacerla en cualquier cosa que a la morena se le pasara por la cabeza por muy desorbitada que fuera. Desde que Historia era propiedad de Ymir la situación económica de los Reiss era increíble, por fin podían ahorrar, lo que siempre habían deseado, pues eran muchos hermanos. Cuando la merienda terminó y ya con algunas compras hechas, volvió en coche hasta la finca de Ymir, donde estaban todos sus caballos y los de las betas. Thomas Wagner, otro beta de Ymir al que sólo acudía por mero placer sexual, se encontraba allí en ese instante, cepillando por orden a los caballos y cantándoles dulcemente. Historia sonrió y asomó su cabeza por el portón, aquel establo era enorme. Cuando terminó de cantar anduvo a su lado, tocando las palmitas. Thomas se asustó, girándose rápido, y al verla soltó una risita.

—Me has acobardado, pequeña.

—¡Qué bien cantas! —dijo feliz Historia, dejando las bolsas de compra a un lado. —Oye, el guardia me ha dicho que no pero... ¿crees que habría algún problema si monto uno de los caballos?

Thomas miró algo pensativo la hilera de yeguas.

—Te diría que no lo hicieras sin preguntar, pero... supongo que estamos solos y que esto es muy grande. Puedo hacerme el tonto si cabalgas un poco más hacia allá.

Historia siguió su dedo y asintió. Miró a los caballos para decidir en cuál subir.

—Ymir está al otro lado. Ha estado montando con Mikasa.

—Oh... entiendo. —Historia se lo pensó dos veces, mejor quizá otro día. Ella hubiera querido proponérselo, pero para Ymir no era nada nuevo cabalgar con sus betas de vez en cuando, y tampoco es que tuviera todo el tiempo del mundo. Siguió caminando hasta el lado que le dijo, buscando las dos figuras de las chicas. Se llevó una de las bolsas con un obsequio para su alfa. Al girar la inmensa esquina que daba a la siguiente hilera de caballos distinguió tres cuerpos. Ymir charlaba con Mikasa, pero también estaba Petra allí. Se acercó con cuidado y trató de poner la oreja. No, no están charlando. Historia abrió los ojos al oír algunas frases. Estaban discutiendo.

—Yo no he tocado tu arco, no sé en qué idioma decírtelo. ¿Desde cuándo dudas de mí? —Mikasa hablaba irritada, Historia no la había visto así jamás. Iba de un lado para otro e Ymir no la miraba.

Viviendo con un monstruoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora