Muro emocional

1.5K 84 26
                                    


<<Los/las betas deben ser vírgenes a la hora de la entrega. De lo contrario, el alfa puede devolverle y tomar las medidas que considere pertinentes. Al término del primer encuentro, la biología de los betas suele generar una conexión emocional con su alfa, lo desee el beta o no. Esta conexión puede ser casi nula, leve, media o de gran intensidad, pero su evolución madura con el paso de los meses hasta quedarse estática en un nivel. Ese nivel es variado, al igual que variadas son las personas. Cada beta es diferente. La conexión nunca es sentida por el alfa, por lo que se entiende que es un enganche psicológico y físico de los betas para sentir la necesidad química de engendrar hijos de su alfa.>>

>>

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Historia no tardó en conocer a las otras siete betas de las que Ymir disponía. Eran ocho, pero según se supo a los pocos días, lo que quedó de Sasha fue sólo el anillo de beta de la casta Fritzel, que fue vomitado por uno de sus perros. Se habían dado un auténtico festín con aquella muchacha. Sus padres recibieron una indemnización y estaban obligados a exiliarse y a no reclamar las tierras que ahora regentaba Ymir, a pesar de que la hermana de Sasha era una alfa de bajo rango. Ymir tenía 19 años, casi 20, y sus consejeros le habían dicho que aún le quedaba mucho mandato por delante, lo de tener descendencia podría esperar. La primera embarazada había muerto en circunstancias sospechosas tratando de escapar de la villa Fritzel, perdiendo al bebé con la caída al río. Sasha era relativamente nueva, y se había descubierto que fue intermediaria de varios robos de dinero y de joyas que Ymir tenía bajo su poder, para que su familia se compraran parcelas que no estuvieran a nombre de su ama y así tener un lugar al que ir en caso de que aquello saliera mal. A Historia se le explicó que Ymir tenía un carácter complicado, taciturno, pero sobre todo, todos y todas le aconsejaron no tener trato con ella si estaba con ira. Historia ya le tenía miedo desde lo que vio en la sala de reuniones, temía el día en el que se le cruzaran los cables y lo pagara con ella. Además, se fijó en que sus celulares eran custodiados por un subordinado del concejal, como Moblit, personal de confianza de ella que sin embargo no solía asistir a las reuniones como la que Historia había presenciado. Moblit era fiable pero no soportaba la jerarquía que los alfas tenían como si fuera aquello un harén. En el otro extremo del mundo era Eren, otro conocido alfa, quien tenía gran poder y fama. Tanto Eren como Ymir tenían un poder de titán extraordinario y muchas influencias. La utilización de aquel recurso ya hacía años que no se veía.

Historia había tenido trato con las otras betas y la verdad es que eran bastante amables, aunque sí que se respiraba algo de competencia entre ellas algunas veces. Todas sentían devoción por Ymir, o al menos eso era lo que ella percibía. Y le faltaba el coraje para afirmar que ella no sentía tal empatía por la que era su propietaria.


Al día siguiente de su llegada, vino a la villa de Ymir otro alfa pero con el que había una muy buena relación desde hacía décadas, por parte de los padres de ambos. Se trataba de Reiner Braun. Éste tenía un harén mixto, sodomizaba tanto a hombres como mujeres. Ymir también había tenido sexo con hombres por diversión, pero no había punto de comparación con el placer que sentía al estar con una mujer. Reiner se sintió muy atraído físicamente hacia Historia nada más verla, pero respetaba las costumbres de su amiga y sabía que no podía tener demasiado trato con sus betas si no quería enfadarla. A pesar de ello, tuvieron un rato para hablar.

Viviendo con un monstruoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora