<<Entre las pocas prohibiciones que un alfa debe tomar en serio, se encuentra el consumo y tráfico de coderoína. Los motivos son reservados.>>
Ymir no había podido pegar ojo en toda la noche. Moblit, angustiado y terriblemente afectado tras los acontecimientos sucedidos en la fiesta de la noche anterior, había llamado a todos los contactos de los que el linaje Fritzel disponía para iniciar una investigación clandestina. El protocolo a seguir en estos casos no estaba en el manual entre un alfa y un beta; cuanto menos supiera un beta de lo que ocurría, mejor. La coderoína modificada para alfas estaba terminantemente prohibida, aunque fuera un alfa quien traficara con ella. Las mutaciones temporales provocadas en el organismo de los mismos podía ser fatal a todos los niveles. Pero lo que les abstenía realmente de probarla era un hecho insólito: muy lejos de las drogas comunes, y a pesar de entrar en un estado berserk de total éxtasis para el consumidor, se había visto casos en los que los corazones reventaban espontáneamente ante la demanda energética. Y no quedaba claro qué alfas se libraban de aquel destino. La coderoína modificada no era vencida por la regeneración, motivo por el cual Ymir se pasó toda la noche retorciéndose de dolor en la cama. Moblit llamó a los médicos más cercanos de confianza y se pasaron la noche velándola y haciéndole pruebas. Las betas fueron encerradas en sus habitaciones por seguridad, pues el olor podía alterar gravemente los sentidos del afectado y activar de nuevo un estado berserk. Si ese estado volvía a ocurrir, su corazón podía sufrir desgarros al instante, que no se regeneraban.
—¿Cuánto se puede aguantar así...? —preguntó el moreno irritado, viendo el continuo retorcimiento del cuerpo de Ymir. El médico, Kev, apretó bien fuerte la correa que la retenía a la viga que había tras la cama. Aquellas correas habían sido utilizadas en alguna sesión de sexo para alguna esclava, vinieron que ni pintadas para el caso. —¿Por qué coño se retuerce así? La hicieron vomitar la droga.
—Veo que ni en esta casa están muy bien informados. Esa cosa a la que llaman droga es un veneno.
—Ya lo sé —masculló cabreado. Quiso hablar pero un grito desorbitado de Ymir, que empezaba a sudar del cuello, le interrumpió. La chica tensó sus largas piernas y giró bruscamente el rostro hacia un lado, gimiendo de dolor. —Es la segunda vez que consume.
—Sí, conozco su historial, es lo primero que he mirado. Tiene muy buenas marcas de salud. Pero eso no importa nada con la coderoína —alcanzó un tubo de ensayo y recogió con bastante dificultad muestras del sudor de la alfa. Moblit observó que las muñecas de Ymir se retorcían como una posesa, intentando librarse de las correas. Tensó la garganta de repente y jadeó largamente, cerrando los ojos con fuerza.
—Me está poniendo nervioso. Habría que llamar al cuerpo especial por si logra soltarse. Ella tiene mucha fuerza...
—Lo he llamado ya, no te preocupes, Mob. Pero amigo, alguien la ha hecho buena con esto. La coderoína se agarra a los órganos internos y al cerebro como una garrapata. ¿Ha herido a alguien?
—Ha matado al chico del establo, ya me he puesto en contacto con su familia. —Se cubrió la boca y luego el cuello, como si fuera él quien sudara. —Me han dicho que nos van a meter una demanda hasta las últimas consecuencias.
—Es alfa. La perderán. Dales una buena suma de dinero y ya está.
—Hay gente a la que no le vale eso. —Dijo con dureza, pero el médico no pareció prestar más atención. Al volver la mirada a Ymir no sabía ni qué sentir. —Ha violado a una de sus betas, la más pequeña.
—Y eso a quién demonios le importa. Es una beta. —Puso el tubo de ensayo en su maletín y observó de reojo la notificación de su móvil. Eran los resultados del análisis de sangre.
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Viviendo con un monstruo
ФанфикLa jerarquía de alfas conforma la estructura social más ruin y depravada en el mundo. Manejan todo el dinero de los países, gobiernan sobre cualquier estructura social, tienen inmunidad diplomática y se sabe que están involucrados en el tráfico de d...