5 La Boda

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A inicios de 1493, Palacio Imperial

Ayşe Hafsa Khatun se preparaba para el día tan esperado en el que formaría parte de la dinastía otomana, la joven princesa se encaminó por los pasillos hasta estar cerca del lugar donde se celebraría su unión con el şehzade.

Después de largos meses en los que se había comprometido, por fin era el día en el que Selim la tomaría como esposa y su vida cambiaría por el simple hecho de ser la esposa de un príncipe turco.

— Yo se que estas nerviosa e indispuesta — le dijo aquella voz — ¿Qué mujer no lo estaría cuando es obligada a casarse?

Obligada

Ya había olvidado que todo había sido contra su voluntad. Que realmente nada de lo que estaba pasando lo eligió.

— El matrimonio es una bendición de Allah y más si es para la paz de dos pueblos — dijo la joven — estoy feliz querida.

Gülbahar Harem era la mujer que estaba detrás de ella, Selim se la presentó días atrás en una pequeña velada junto al sultán y la familia Imperial.

— Serás la favorita de Su Alteza — dijo Gülbahar — todas las mujeres del harén te odiaran, has obtenido la tiara antes de dar a luz un hijo.

Eso era cierto, muchas habían dado a luz un príncipe o una princesa. Ella sólo era esposa legal de un Şehzade.

— La obtuve mi querida Naip Harem — dijo mirándola a los ojos — pero mi papel es diferente al de ellas, yo soy una princesa proveniente de una poderosa familia. Si el şehzade muere que Allah no lo permita. Regresaré con mi familia a Crimea, en cambio ellas quedarán selladas o obligadas a casarse nuevamente.

Las palabras de Ayşe Hafsa enfadaron a Gülbahar, la historia de ambas era muy distinta. Una era proveniente de una pequeña aldea, vendida al harén del Sultán Bayezid, mientras la otra lo habría tenido todo.

— Que Allah te otorgue felicidad, nuera — dijo por último Gülbahar Harem.

Esra vio como la gözde de Bayezid ll se iba alejando junto a sus criadas. Miró a Hafsa con nervios y con miedo.

— ¿Usted cree que la madre del Şehzade Selim le hará la vida imposible en Trebisonda? — inquirió Esra Hatun.

Hafsa sonrió.

— No lo hará — dijo Hafsa — ambas queremos lo mismo, que el şehzade asuma el poder.

                                  ***

Era una hermosa dama, desde que nació se lo dijeron. Todos los hombres a su alrededor morían por poder ver su rostro o estar en su presencia.

Aynişah comprendía las intenciones de sus enemigos y sabía que todo lo que estaba sucediendo ahora era un juego del destino. Un solo matrimonio era el primer golpe contra los demás.

— Los opositores se preparan mi señora — le dijo su sirviente.

Gül Agha estuvo desde que ella era una infante, era el eunuco en el que más podía confiar para poder llevar acabo sus planes.

— ¿Hafsa ya está preparada? — inquirió la dama.

Gül Agha asintió.

— Esra Hatun y la señorita Afife la llevan al lugar en el que se celebrará — dijo el agha.

Una de las criadas tomó la tiara que estaba sobre el resguardado cajón. Con mucho cuidado la colocó sobre otra que era de materiales más cristalinos y que dejaba ver lo que estaba dentro de su contenido.

Ayşe Hafsa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora