Epilogo: SULTAN SELIM

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1513, finales.

Şehzade Ahmed fue alcanzado por los verdugos de su hermano el poderoso Sultán Selim l El Severo, lo tenían en sus manos con la opción de ejecutarlo finalmente. Selim acusaba a Ahmed de traidor, de ser un maldito parásito para su gobierno. Era él o él.
Además no olvidaba que los partidarios de Ahmed mataron a su hija y yerno como venganza, no mucho tiempo después que su padre falleció de causas naturales en el camino a donde fue emboscado por esos malditos.

Él solo quería una vida tranquila en su natal ciudad

  Selim — dijo Ahmed en el suelo con la soga en el cuello — De-ja-me ir.

Negó con la cabeza. Sonrió con malicia.

— Lo mismo pidió mi padre el sultán, y en cambio tus hombres lo mataron.

— No, solo le dio un infarto en medio del camino por el susto — dijo el Şehzade Ahmed.

Selim le entregó a su hermano las ropas de sus hijos las cuales aventó al suelo. Soltó una carcajada de maldad por todo lo que les "hizo". Estaba feliz, por fin después de mucho tiempo logro derrocar al último de sus hermanos que quedaba con vida.

— Osman, Süleyman, Ali no — grito Ahmed entre sollozos y quejidos — ¡Maldito! Mis hijos, ellos no.

Los verdugos tomaron al Şehzade Ahmed de los hombros, lo sujetaron muy bien y le pusieron la soga en su cuello para poco a poco ir apretando tal como les decía el sultán.

— Es una sensación ligera, no vas a sufrir querido hermano — dijo el Sultán Selim — Aquí me tienes soy yo el Sultán del imperio, yo gane. Tú perdiste. Le harás compañía a tus partidarios. Hasta pronto.

Poco a poco perdía la vida, el aliento se le fue en segundos cuando la soga finalmente logró quitarle la vida. Sus ojos quedaron en blanco, sus labios de color morado y la mirada de tristeza en su último suspiro por no poder defenderse de los verdugos.

                             ***

Şehzade Korkud se resistía a ser ejecutado por su hermano Selim, a pesar de aceptar de buena voluntad el Sultanato de su hermano no logró que él creyera en sus palabras. Selim desconfiaba de sus intenciones, no era para nada tonto. Simulo que estadistas le enviaran invitaciones a Korkud para levantar un estado sobre su estado, esto dio pie a que el Şehzade Korkud cayera víctima de los malos consejos de su corte.

Corrió junto con sus hijos después de ser atrapado, lucho feroz mente contra los hombres del sultán pero por una terrible coincidencia se vio atrapado.

Allí lo vio, delante de él estaba Selim con una mirada seria y rígida.

El nuevo sultán tenía la soga que terminaría con su vida, su hermano, alguien cercano a él. Sus ojos transmitian oscuridad, batalla, poder y fracticidio.

— No te opongas a tu destino — dijo Selim l — Es por mi estado, por mi familia.

El ağa tomó la soga con su mano y sin resistencia del şehzade la puso sobre su cuello para comenzar apretarlo fuerte. Poco a poco como algunos de sus hermanos perdía las fuerzas y la sensación de saliva en su garganta, el aire comenzaba a faltar y sus ojos tenían demasiada sangre sobre ellos. Miró a su hermano por última vez, vio a sus hijos que también estaban siendo ejecutados del mismo modo.

— T-u r-eina-do n-o du-ra-ra — dijo el Şehzade korkud en su último aliento de vida.

Selim lamento su muerte. Lo miro a los ojos con lágrimas como lo hizo con Mahmud y sus hijos, lo vio y se sentía roto por dentro, roto por hacerlo.

Ayşe Hafsa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora