16 Una mujer de harem

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1505, finales

El aroma de las flores inundó el corazón de aquella mujer. Ayşe Hafsa se sentía muy culpable por lo que había echo, sin pensar en ella ni en sus hijos aceptó los labios del şehzade y se condenó con aquel beso a perecer o ser ejecutada. Ella era una princesa que se había casado con un príncipe otomano, lo que ella y Şehinşah habían echo los llevaría a una terrible muerte.

Recordó a su padre, hace muchos años que no lo veía y solo recordaba con tristeza los mejores años de su vida en el palacio de Crimea. Sinceramente todo le daba vueltas y se sentía muy culpable. A lo lejos lo vio, Selim venía junto a Ayşe Hatun su concubina favorita y madre de una pequeña princesa.

Su corazón estaba roto, demasiado roto por dentro. Por muchos años vivió la flor de la primavera junto a Selim y fue feliz hasta que llegó Ayşe, ella amaba al príncipe con toda su alma sin embargo con aquellos años parecía que el amor se estaba marchitando para los dos.

— Alteza — sonrió con tristeza e hizo una reverencia.

Selim ni siquiera noto la tristeza en los ojos de su amada esposa.

— ¿Has venido a relajarte un poco? — pregunto Selim acompañado de Ayşe Hatun.

Odiaba con todas sus fuerzas a la otra mujer a lado del príncipe, del hombre que prometió que jamás la dejaría nunca. Hafsa se estaba rindiendo y deseaba que todo terminara rápido.

— ¿Podemos hablar şehzade? — pregunto.

Ayşe Hatun entendía lo incómodo que era estar junto a la esposa del príncipe. Ella no era tonta y tenía un solo objetivo: hacer que el príncipe la haga su esposa. Cosa que era imposible por su condición de esclava.

Selim le pidió a su concubina que se marchara, Ayşe Hatun hizo una reverencia a ambos y se fue con una tenue sonrisa de victoria en su rostro pues estaba logrando que Selim olvidara a su esposa y la prefiriera sobre ella.

— Veo que ella lo hace más feliz que yo Alteza, de verdad creo que me ha olvidado como un día prometió que no lo haría que no me dejaría fuera de su vida — dijo Hafsa con un semblante serio y lleno de dolor.

Selim rodó los ojos. Él amaba a Hafsa sobre todas las cosas de este mundo o eso es lo que creía todavía.

— Creo que no es el momento para hablar de esto .

— Creo que es el momento indicado, alteza. Yo le he dado muchos hijos, Süleyman es su primogénito y la luz de nuestros ojos, la primer muestra de nuestro amor, de verdad lo amo y no quiero perder el amor que tengo con usted yo solo soy su esposa soy el aire que respira, Selim — dijo Ayşe Hafsa entre sollozos.

Lágrimas caían de sus mejillas.

El amor se estaba yendo de una manera trágica ante sus ojos.

— Regresa a tus aposentos sabes que no me gustan esas escenas.

Ante las palabras de Selim, ella decidió marcharse fuera de la vista de él.

Nunca pensó que un corazón roto se sentiría así de miserable.

                                     *****

Alemşah vio la escena a lo lejos. Su hermano el príncipe Selim le rompía el corazón a su esposa. Pensó en muchas cosas y una de ellas era como era posible que Selim fuera tan idiota y lastimara así aquella mujer que fue la que estuvo primero con él.

No perdió la oportunidad de acercarse a Ayşe Hafsa quien tenía los ojos llorosos y la mirada perdida. Sabía cómo se sentía aquella mujer, él una vez fue victima del desamor y la indiferencia, sabía que la mujer cargaba ahora con su secreto y un gran dolor.

Ayşe Hafsa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora