17 Un pasado

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1481, finales

El Sultán Mehmed ha mostrado su apoyo a su hijo Cem, un şehzade con cualidades que muchos envidiarían y con el favor del gran soberano. Bayezid, es el hijo del sultán también y además cuenta con el apoyo del Ulema. Tras la muerte del gran sultán Bayezid y Cem han reclamado el trono de su padre y el futuro de toda una dinastía está por comenzar.

Cem ha luchado contra las fuerzas militares de su hermano mayor. Ha logrado darle batalla y hacer que el príncipe coronado luche con firmeza para defender el trono que por derecho cree merecer. La diferencia en esta guerra por el trono de Osman es que ambos tienen el mismo derecho al trono, sin embargo como dicta la ley de Mehmed: Cualquiera que ascienda el trono tendrá el derecho de ejecutar a sus hermanos.

— Bayazıd — sentenció Cem con rabia y coraje — Mi padre dejó este trono y este imperio para mi.

Los hijos de Bayezid apoyaban en la guerra a su padre contra el irrespetuoso Şehzade Cem quien parecía no querer poner fin a la tormentosa guerra de Osman. Abdullah era el mayor de sus hijos junto Ahmed y Korkud quienes luchaban y veían que podrían ser ellos en un futuro.

— Irrespetuoso şehzade — clamó Ahmed — Es el sultán a quien le hablas de ese modo.

Bayezid estaba orgulloso de él. Ahmed su hijo predilecto.

— Tranquilo hijo, algún día lo capturaremos — dijo el nuevo sultán.

La lucha por el trono continuó.

Desde el palacio imperial una dama inteligente y poderosa antes de la era Magnífica de las sultanas era tratada como una Reina, fue una princesa que fue casada con el difunto Sultán, abuelo de Bayezid y que se unió a la corte de Mehmed ll y tras su muerte a la de su querido Bayezid a quien apoyaba considerablemente.

Mara era la dama a la que en Europa llamaban Sultana por ser la mujer de un sultán otomano a quien lamentablemente nunca le dio hijos, sin embargo desde que se casó con Murad se encargó de cuidar y proteger al pequeño Mehmed quien años más tarde sería el sultán del mundo y el que la llamaría madre.

— Gran Señora — dijo Emine Gülbahar haciendo una reverencia.

El respeto y amor que sentía la dama del sultán era impresionante. Emine era una dama sencilla, correcta y conocía perfectamente su lugar. A pesar de que ahora era la madre del sultán respetaba sobre todas las cosas a la mujer que llamaba su esposo abuela.

Valide Hatun — sonrió — Ahora eres la madre del sultán no tienes porque hacerme reverencia, yo solo soy fui la mujer de un sultán.

— Valide Mara, usted me acogió cuando llegue a este palacio y me protegió con su vida — dijo con nostalgia la madre del sultán.

— Eres una gran mujer querida. Allah te ha concedido ver este día — sonrió la Valide Mara a la que todos amaban y respetaban.

La guerra por el trono continuaba, a pesar que Bayezid era un sultán legítimo, su hermano Cem seguía luchando por recuperar lo que creía que por derecho le pertenecia a él.

Esta era la historia que ya se había escrito, una que terminaría con muerte y sangre.

Cem fue obligado a huir después de la derrota que tuvo, lamentablemente años nas tarde moriría encarcelado, en la deshonra y el exilio por no acatar las órdenes del nuevo sultán, su hermano Bayezid.

Esa fue una gran lección para Bayezid y sus hijos, una que deberían de aprender de forma correcta o estarían destinados a tomar el mismo camino que su padre y su tío.

Quién no conoce su historia está destinado a repetirla...

                                ***

Ayşe Hafsa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora