7 El Poder

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Palacio de Trebisonda a inicios de 1493

Gülbahar bebía de su shabart, desde joven había tenido una aficcion por las bebidas nocturnas. El insomnio atormentaba el sueño tranquilo y la paz de la Baş Hanım del Harén.

Una tormenta estaba cerca, podía sentirlo con el aroma que emitía el Harén.

— ¿Mi hijo ya se encuentra con Ayşe Hafsa? — inquirió mirando a su sirviente.

Asintió, Hacı sonrió.

— La Hatun quizo intimidar a la Baş Kadin — dijo — pero la esposa de nuestro señor tiene garras y sabe cuando sacarlas.

La Hanım ya había hablado con la concubina de su hijo, por Allah que le pidió no hacer nada malo para enfurecer a su señor.

— Es la primer princesa tartara que se casa con un príncipe otomano desde el difunto bisabuelo de Selim — dijo seria.

Las cosas no pintaban para nada bien en una guerra que apenas comenzaba, según sus informantes el Príncipe Selim estaba siendo atacado en las reuniones del consejo por la mayoría de los hombres de Estado.

— ¿Que haremos señora? — inquirió Hacı.

— Lo que su Majestad no ha hecho — dijo Gülbahar — Deshacernos de los enemigos y luego aplastarlos como les víboras que son.

                                  ***

Ayşe Hafsa ingreso a los aposento del Şehzade Selim, el joven la observo con deseo y lujuria. Desde que la conoció se había enamorado profundamente de la tartara, ahora legalmente por la voluntad de Allah otomana.

La joven sonrió cuando miró a los ojos al Şehzade Selim, desde que lo conoció sintió un profundo miedo por no pertenecer al mundo otomano.

— Şehzade hoy es nuestra noche — dijo Ayşe Hafsa.

Las paredes fueron testigos del amor y la relación de ambos.

El fuego que los consumió no se apago en ambos por uno, dos o tres días. La Kadın acudió a los aposentos de Su Alteza.

                          ***

Topkapi, 1493

El sultán disfrutaba de una fiesta que su hijo le había organizado, algunas de las jóvenes del harén bailaban para él, pero había algo que no lo hacía sentir bien.

¿Dónde estaba aquella que lo hacía feliz?

Şirin Hatun, la que lo conquisto.

— Su Majestad — dijo Şehzade Ahmed — es un placer estar a su lado padre sultán.

Bayezid sonrió.

Ahmed era su favorito entre todos sus hijos y eso era un secreto a voces, Bayezid deseaba que en un futuro cuando el ya no pudiera con el peso de la corona otomana, Ahmed y su descendencia continuarán su linaje.

Aunque eso significará la muerte de Korkud, Selim y sus demás hijos.

— Hijo, mi León otomano — dijo Bayezid — ¿Cómo se encuentra el pequeño şehzade?

— Muy bien padre, Murad ya es un león. Kaya pregunta mucho por ti — dijo lo último refiriéndose a su hija, la princesa otomana.

— Solo te pido hijo que no tengas diferencias con tus hermanos — dijo Bayezid — todos son mi sangre y tus hermanos, pero las diferencias con Selim nublen tu juicio.

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