23 Una Guerra Por El Trono (Parte 2)

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1511, finales.

Una gran tormenta se desató en todo el imperio otomano como nunca antes. Selim veía con su familia como la lluvia caía gota a gota en el balcón, amaba estos días de tranquilidad pero a la vez se sentía desesperado, entre la espada y la pared, así mismo recordó las palabras de su hijo Süleyman: Una oportunidad.

Gevherhan me mando una carta. Su esposo te apoyará — dijo Ayşe Hafsa.

Este sonrió, y deposito un beso en su frente.

— Iskender Paşa vino hace días, me reuní con él y fui clara de tus intenciones. Esta de nuestro lado también. — dijo Ayşe Hafsa.

— Eso es perfecto amada mía, mañana partiré hacia donde esta mi padre — dijo — Lo obligare a abdicar.

— Padre — dijo Fatma Sultán — Ten mucho cuidado, esta guerra no nos hace bien.

Selim abrazo a sus hijas.

Las amaba con su alma.

Eran su luz, su razón de ser.

Şehzade Selim partió hacia Edirne organizando una rebelión contra su padre el sultán. Se corrió la noticia que su hermano el Şehzade Ahmed logró victorias contra los turcos del Emirato de Karaman, y los aliados safavies en Asia menor por lo que con el triunfo marchaba hasta la capital con un propósito: Destronar al Sultán.

Era necesario que él marchara desde antes para luchar por el trono. Su deber era proteger a su familia e hijos. Primero iría con Süleyman a Kaffa, el sultán le había otorgado esta provincia a su hijo y este como su hijo lo veía como una esperanza para obtener el trono.

— Alteza — dijo Piri Mehmet paşa — ¿cree que es seguro? No lo se, no creo que su padre cumpla las demandas.

Sonrió.

— Lo hará, el ejército esta de mi lado — dijo — Ahmed y Korkud no tienen idea de como gobernar este vasto imperio. No lo tienen.

                              ***

Esra Hatun le entrego a su señora una carta proviniente de la capital en la cual recibían apoyo de algunas hermanas del Şehzade Selim, sonrió satisfecha pues les habían prometido no quitarle sus asignaciones cuando Selim logrará ascender al trono.

— Aynişah Sultán vendrá estos días — dijo Esra Hatun — Ella y su esposo protegerán este palacio ante cualquier disturbio.

La puerta de sus aposentos se abrió, entraron Fatma, Hafize y Şehzade. Aunque no eran sus hijas algunas ella las abrigo bajo su ala como si fuera de su propia madre.

— Que hermosa eres Fatma, en unos años tendrás un marido adecuado para ti — dijo Ayşe Hafsa — Hafize y Şehzade ustedes no se quedan atrás.

Extrañaba a Hatice y Beyhan, desde que se fueron a vivir con sus maridos ellas eran sus compañías en el palacio.

— Prepara el harem para la llegada de la hija del sultán — ordenó la dama del harem.

Desde que su suegra había fallecido el Şehzade Selim la dejo a cargo del palacio y el harem. Muchas de las mujeres con más antigüedad fueron enviadas al palacio de kaffa como una muestra de poder de su parte hacia ellas. Servirían a su hijo como damas consejeras, ninguna puso objeción y otras se casaron con hombres de rango bajo.

Un día yo seré la dama del sultán, su más amada mujer. La esposa de este vasto imperio.

Señora — dijo Şehzade — Ofrezca mi mano al jefe de los jenizaros. He visto en alguna ocasión que ha venido con mi padre y esta enamorado. Lo se.

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