Besar

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La noche les saluda. Ella se cruza de brazos al sentir una leve brisa. El alemán se quita su capa y la coloca sobre ella.

-Gracias.

Desvía la mirada.

-Mexiko, gracias por venir conmigo.

-Gracias a ti por invitarme.

Un silencio se había instalado entre los dos. Ella vio la pequeña hilera de ladrillos en la barda. Se subió.

-Mexiko, por favor, ten cuidado.

-Tranqui, ni esta tan alto.

Si bien de un lado era de solo unos centímetros, del otro la altura era de fácilmente 15 metros.

-Mexiko, mejor baja de ahí.

-No te preocupes.

Su tacón se atoro con el vestido, haciendo que ella resbalara. Empieza a sentir caer. Una mano le jala hacia la zona segura, cayendo de paso sobre el cuerpo del alemán.

-Lo siento Alemania.

-Estas bien, ¿no te lastimaste?

Comienza a inspeccionarle el cuerpo y la cara. Su actuar se detiene mientras sostiene las mejillas de la tricolor. Sus ojos negros le hipnotizan, así como los ojos verdes han atrapado a México.

No escuchan nada a su alrededor, el tiempo y el sonido parecen que se detuvieron. Solo sienten sus respiraciones. Acercan sus labios, cerrando sus ojos con cada centímetro que acortan. Finalmente estos se encuentran. La dulzura, la calidez, la suavidad. Sienten eso el uno del otro.

El beso es lento, lleno de amor, pero al mismo tiempo de un erotismo más allá del tacto.

Y la luna le ilumino como única testigo.

Amorometro AlemexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora