Mimar

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Alemania se sentía en el séptimo cielo. Él y México sentían lo mismo el uno del otro. No podía mirar a la latina sin sentir un calor surgir en sus mejillas. Lo que más le gustaba era la sonrisa que ella ponía en sus labios. Le gustaría que ella siempre sonriera.

-Hermano.

-Dime.

-¿Cómo hago feliz a México?

Rusia

-Hermano, fingiré que no me estas preguntando eso.

-No, no entiendes. A mí me gusta su sonrisa. Cuando ella tiene esa sonrisa en el rostro, siento que todo está bien, que si ella es feliz, yo también lo soy.

-Oh, entiendo. Bueno, ¿Cuándo ella sonríe más?

-Pues, oh, cuando come y cuando le regalo algo.

-Ahí tienes la respuesta.

-Gracias hermano, le regalare muchas cosas, y mucha comida. Y muchas cosas que pueda comer. Ah, mira la hora, debo de verla.

El tudesco sale corriendo.

Ella está de pie junto a un árbol en el jardín.

-Lo siento, me entretuve. ¿Esperaste mucho?

-Nah, acabo de llegar.

Comenzaron a caminar.

-Am, ¿tienes hambre? ¿Algo se te antoja?

-Estoy bien ahora, gracias.

Está bien. Bueno, no quiere comida.

-¿Necesitas algo? ¿Tienes frio, calor, te consigo un sombrero?

-Alemania, no necesito un sombrero.

-Yo solo, solo quiero que estas feliz, a mi lado.

La latina le observa. Se sienta caer en el pasto.

-Ven, acuéstate aquí.

El teutón obedece. Coloca su cabeza sobre las piernas de México.

-¿Estas cómodo?

-si.

-Esto me hace feliz. Que tu estas cerca de mí. Y podemos estar así los dos. Me hace muy feliz.- ella tiene una sonrisa en los labios mientras juguetea con un mechón de cabello del alemán.

-¿Me prestas tu cocina? Quiero prepararte una rica comida.

-Si sigues así me voy a malcriar.

-Está bien para mí, así puedo consentirte más.

Ella acerca su rostro, regalando un pequeño beso en los labios del alemán.

-Créeme, no querrás a una novia malcriada.

-Acepto el desafío.

Amorometro AlemexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora