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Se subieron en un speeder en el que consiguieron atravesar gran parte de las rocosas y volcánicas llanuras de Nevarro. Durante el trayecto, Cara Dune le explicó a Taila su plan.

Planeaban volar por los aires la última base imperial del planeta. Si lo conseguían, entonces podrían liberar completamente Nevarro: incluso convertirlo en el núcleo comercial del sector. Eso mejoraría la vida de todos los habitantes.

Aunque Taila había creído que su tiempo como rebelde se había acabado hacía tiempo, sabía que la lucha real no había terminado.

Muchas células del Imperio seguían activas, y la Nueva República y sus oficiales no podían acabar con todas. En su trayecto (durante el cual el mythrol condujo el speeder), Taila supo que Dune era nativa del desaparecido planeta de Aldeeran. Había estado afiliada a la rebelión como soldado de choque antes de convertirse en mercenaria, y, más tarde, en la marshal de Nevarro.

Eso le dio a Taila respeto por la mujer. Los soldados de choque se infiltraban tras líneas enemigas sin apoyo alguno para desatar el caos. Si Dune había sido una de ellos y seguía en pie, entonces eso significaba que había sido una de las buenas.

Greef se giró hacia ellas, cortando su conversación antes de que Taila pudiera explicar su propio pasado en la rebelión.

—La base entera está alimentada por un reactor —les dijo.

Dune asintió.

—Nos colamos dentro, sobrecargamos el reactor y nos largamos.

Taila asintió.

—Suena fácil.

Definitivamente, ella y Ezra habían llevado a cabo planes más alocados en el pasado. Y ni hablar de la tía Ahsoka...

Mando la miró de reojo, pero ella no se dio cuenta.

—Hay que ser rápidos —les dijo él, antes de dirigirse al mythrol—. Y tú mantén el speeder en marcha.

—Está justo ahí arriba —señaló Karga mientras el vehículo se hacía paso por la garganta de un cañón—. ¿La veis?

Taila asintió. La base era enorme y oscura, colocada sobre lo alto del cañón que atravesaban sigilosamente.

—¿Cómo de cerca queréis que os deje? —preguntó el mythrol.

—En la puerta principal —respondió Karga.

Él tragó saliva.

—Eso es un poco cerca para un civil, ¿no?

—Te doy dos opciones —respondió el hombre más mayor—. Nos llevas hasta allí y te perdono cien años de deuda.

—¿O?

—O te dejo aquí en las planicies de lava, para que vuelvas con lo que te quede de tu chaleco de humedad, y que conduzca la chica, que parece capaz de ello.

STRUGGLE ━ The MandalorianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora