016.

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Mando dejó al niño atrás para ayudar a Taila, quien se batía en duelo con el Moff Gideon fuera de la habitación. La lucha era digna de ver, pero no se permitió observar a su compañera durante mucho tiempo. La chica no luchaba como el imperial, que blandía su sable con violencia y fuerza desmesuradas en un intento de atacar todo lo posible. El sable verde de Taila se movía alrededor de su cuerpo con fluidez, parando las estocadas del Moff y obligando al hombre a no acercarse demasiado.

Mando sacó su lanza de beskar puro de su espalda y se unió a la lucha. Sin embargo, Taila no parecía necesitar mucha ayuda. Ella dio un salto potenciado con la Fuerza, y fue ese momento en el que Mando desarmó al hombre finalmente. Taila le empujó con la Fuerza al suelo y le puso el sable en el cuello. Pasó saliva.

El Moff jadeó.

—¿Me perdonas la vida? —le preguntó a la chica.

Ella enseñó los dientes.

—No es el estilo Jedi derramar sangre en vano —le dijo al hombre—. Pero créeme que lo haría sin dudar si no fuera por eso.

Entonces, ella giró la cabeza. Mando había recogido el Sable Oscuro del suelo. Taila frunció los labios: había sido él quien había desarmado al Moff. Ella había intentado alargar la lucha en vano, porque sabía lo que aquello implicaba. El imperial siguió su mirada y rio.

—Esto se pone interesante.

Cogieron al niño, y Mando utilizó el Sable Oscuro para guiar al Moff al puente. Le habían puesto las esposas que antes llevaba Grogu.

Bo-Katan les miró con las cejas alzadas desde lo alto de la tarima del puente. Su rostro no era amigable, especialmente al ver a Mando con la Espada Oscura en la mano. Taila tensó los hombros en anticipación.

—¿Qué ha pasado? —preguntó la mandaloriana.

—Que lo han traído con vida, eso mismo ha pasado —respondió Dune.

Mando miró brevemente a Taila.

—Dijiste que el Moff era tuyo —le dijo ella a Bo-Katan con incomodidad—. Pues aquí está.

—Sabes que no funciona así —le dijo ella.

Taila agachó la cabeza. No quería estar en medio de esto, pero involucraba a Mando. La situación se había vuelto más complicada.

—¿Por qué no le matas y coges la Espada? —le preguntó el Moff a Bo-Katan. Dune le empujó al suelo, pero incluso desde allí, el hombre le decía a Mando—. Ahora es tuya.

—¿El qué?

—La Espada —respondió Taila.

Mando negó con la cabeza, ofreciéndosela a Bo-Katan.

STRUGGLE ━ The MandalorianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora