018.

1.2K 185 37
                                    

━━━━━━━━━━━ ✦₊˚

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

━━━━━━━━━━━ ✦₊˚.

Mando sabe que se las arregló bien. Después de todo volvió al trabajo, que es lo único que se le daba decentemente en realidad: luchar, capturar, vender. Era una vida fácil (quizás demasiado), y estaba satisfecho.

El único problema es que no tenía su nave. Eso le creaba un gran inconveniente.

Pero la verdad es que en parte agradecía no tener que estar dentro del Razor Crest. Si hubiera sido así, estaba seguro de que habría echado en falta a Grogu y a Taila mucho más de lo que lo hacía ahora. Y eso que se pasaba las noches pensando en el niño, y muchas veces miraba a su alrededor en busca de los comentarios de Taila respecto a algo, como si ella aún estuviera allí.

Sabía que despedirse del niño sería duro, pero no se había dado cuenta de lo mucho que había llegado a apreciar a Taila hasta que ya no la tuvo como compañera de viaje. O quizás sí, y por eso le había enseñado su rostro.

No estaba seguro.

La cosa es que cuando volvió a los mandalorianos del gremio y le preguntaron si había mostrado su rostro alguna vez, no pudo mentir. Sentía que eso habría sido un deshonor más grande aún. Había roto el credo, pero al menos era lo suficientemente noble como para reconocerlo.

Y no se arrepentía de ello. Lo había hecho para salvar al niño.

Y cuando lo había hecho delante de Taila, al despedirse... No estaba seguro de por qué lo había hecho en esa ocasión. Pero lo había hecho, y ya estaba.

Mentiría si dijera que no se le había roto el corazón con el rechazo de los suyos, pero en ese tiempo viajando con el niño y Taila había aprendido que el camino mandaloriano que ellos llevaban, no era el único. Y eso le daba esperanza.

Se sintió perdido durante mucho tiempo, pero al menos se llevó con él el sable oscuro y la pequeña cota de malla para el niño, la cual sabía que le llegaría a dar en algún momento.

Le llevaría tiempo aceptar lo que había pasado y encontrar de nuevo su camino e identidad como mandaloriano, pero supo que al final lo haría.

Aún era joven, y tenía que continuar viviendo. No valía de nada apenarse por los errores del pasado, (aunque tampoco los veía como errores realmente). Tenía que mirar al futuro y hacerle frente. Solo así sería fiel a su identidad mandaloriana realmente.

Estuvo viajando durante meses alrededor de la galaxia, intentando ganarse la vida y conseguir los créditos suficientes como para comprarse otra nave.

Fue entonces cuando recibió la llamada. Peli Motto, que tenía un establecimiento de reparación de naves en Tatooine, le aseguró de que tenía la nave perfecta para él. La mujer estaba al corriente del hecho de que Mando se había quedado sin transporte, así que supuso que no tenía nada que perder. Reservó el siguiente vuelo comercial a Tatooine después de cerrar un trabajo y se dirigió al sistema arenoso.

STRUGGLE ━ The MandalorianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora