STRUGGLE | Taila Unmel ha dejado atrás su entrenamiento fallido como Padawan y sus días de rebelde. Se dispone a vivir una vida tranquila cuando un mandaloriano que no dice su nombre ni muestra su rostro llama a su puerta, buscando a una Jedi. Envue...
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El miedo lleva a la ira.
La ira lleva al odio.
El odio, lleva al sufrimiento.
El miedo es el camino al lado oscuro.
Taila sintió miedo cuando el cuerpo de Din desapareció bruscamente bajo las aguas vivas.
Gritó su nombre como si su autocontrol se hubiera hundido con él.
Se lanzó al agua sin dudar.
El cuerpo de Bo-Katan pasó junto al suyo (alertada por su grito, se había lanzado también en busca del mandaloriano), bajo la superficie, mucho más rápido por poder utilizar su mochila propulsora también bajo el agua: aunque Taila usaba la Fuerza para impulsarse, la tecnología punta y poder respirar bajo el agua con el casco puesto, hizo que la mujer sacara el cuerpo de Din de debajo de las aguas.
Taila boqueó, saliendo a la superficie antes que ellos, y, cuando Bo posó el cuerpo del mandaloriano en las escaleras, con el pelo y las ropas pingando, Taila se arrodilló junto a él. Grogu trepó sobre las piernas de la chica, preocupado. Taila calmó su corazón a duras penas, girándose hacia Kryze para decirle:
—Gracias.
La mandaloriana no respondió. Su casco miraba fijamente a las aguas, como si hubiera visto un fantasma bajo ellas. Taila no anduvo más tras el pensamiento, pues, entonces, Din comenzaba a toser.
Colocó ambas manos sobre la superficie fría y mojada del casco, como si fueran esas mejillas suaves cubiertas por una barba castaña que había acariciado hacía minutos. El mandaloriano se incorporó con su ayuda, posando una mano sobre la cabeza de Grogu y acercando su rostro al de Taila.
—Me he redimido —fue todo lo que dijo.
Ella intentó no sonreír. Deja en manos de Din desaparecer misteriosamente hasta el fondo de una piscina y solamente señalar el hecho de que ha cumplido su misión.
—Ambas somos testigo —le susurró. Grogu emitió un ruidito que la hizo sonreír—. Sí, tú también, peque.
Bo-Katan asintió de pronto, como volviendo en sí misma.
—Te has bañado en las aguas vivas —confirmó, para después añadir con algo de sarcasmo—: Vuelves a ser mandaloriano. ¿Podemos irnos ya?
Se pusieron en pie y esperaron a que Din llenara un pequeño bote con agua de la piscina, como prueba.
Din estaba colocando a Grogu en su cápsula cuando Kryze giró el casco hacia Taila.
—Jedi. ¿Puedo preguntarte algo?
Ella pestañeó.
—¿El qué?
—¿Has visto algo ahí abajo? —giró el casco hacia Mando, indicando que también quería que él respondiera.
