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Taila se llevó a Grogu lejos del grupo principal de mandalorianos, quienes se agrupaban para volver a luchar, a la espera de refuerzos.

Aunque Din ya había conseguido matar a uno de los soldados que intentaba llevarle a uno de los calabozos, la Jedi mató al otro mientras Grogu, ayudado por IG-12, le rociaba cantidades inmensas de bacta y después liberaba al mandaloriano.

La chica se abrazó al hombre adolorido, con el corazón por fin volviendo a un ritmo de latidos normal.

—¿Estás bien? —murmuró agitada, sujetando su casco como si fueran sus mejillas.

Las manos de Din acariciaron su cuerpo para preguntar lo mismo.

—Sí, cyar'ika.

Grogu emitió un sonido feliz y ambos se pusieron en pie, decidiendo dejar los reencuentros para más tarde.

—Grogu, voy a necesitar que seas valiente por mí, ¿vale? —le dijo Din, y sus palabras hicieron que el corazón de Taila se encogiese, sobre todo cuando el niño entornó los ojos y balbuceó débilmente—. No podemos seguir huyendo. Si no eliminamos al Moff Gideon, esto no se acabará nunca.

Din miró a Taila en busca de su reacción. La chica se acercó a IG-12, e introdujo su mano dentro para acariciar las mejillas redondas de Grogu. Din le puso una mano en el hombro a la chica, quien le dijo primero al niño:

—Papá tiene razón, peque. Pero todo va a salir bien. —Se giró sobre su hombro para mirar el casco de Din—. Porque estamos juntos.

Grogu asintió, y Din posó su casco contra la frente de Taila en un beso mandaloriano. Después, reanudaron la marcha.

Aunque se pusieron en contacto con Bo, ella no pudo aportar información sobre el paradero del Moff Gideon, ya que estaba ocupada poniendo a las tropas a salvo hasta que llegaran los refuerzos.

Así que le pidieron a Errecinco (quien estaba en la superficie del planeta), que se conectara a la base para conseguirles la ubicación del centro de mando del Moff.

El droide replicó con pitidos asustados, pero antes de que Taila contestara, el mandaloriano le dijo:

—No hablo binario, lo siento. Cuento contigo.

Cortó la comunicación mientras avanzaban por la base.

—Decía que ni loco haría algo así.

Din giró el casco hacia ella.

—Lo sé, sí que hablo binario —sonrió bajo el casco—. Pero ahora no le va a quedar otra opción que hacerlo.

Taila se tragó una risa para que no les descubrieran. Siguieron ocultándose de los soldados imperiales mientras esperaban a que Rojo trabajara.

STRUGGLE ━ The MandalorianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora