Capítulo 36: ¿Ahora sí es amor?

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YunHo:

Por fin le di a JaeJoong lo que siempre fue suyo. Deje a su cuidado a nuestro bebé, porque temo por su seguridad en esa casa llena de hienas. Incluso tuve que pedir ayuda a JunSu, a través de HeeChul, para que el precioso obsequio llegara a él en un buen día, a la hora indicada. Al principio se negó, pero al final cedió porque Heenim le convenció de mis buenas intenciones, además de darle entradas exclusivas a un buen lugar para parejas.

Anhelando y suspirando, me quedé en mi sitio, a lo lejos, desde donde pude verlo abrazar al cachorro.

Cuando mi padre se dio cuenta de la ausencia del perro, enseguida supo que fue un regalo. No me amenazó, sino que llamó a su amigo general del departamento de policía y mencionó querer denunciar a alguien. Esa noche tuve que arrodillarme, suplicar y jurar que mi gesto era de despedida.

Después pasaron semanas, seguí saliendo a la fuerza con YuRa, quien sólo quería comprar ropa, maquillaje, o arrastrarme a algún lugar de comida cara y lujosa. Ha pasado mucho tiempo con mi madre quien no deja de hablar sobre cuando haremos los planes para nuestra boda o que cuando le daré un anillo.

Sigo esperando la confirmación de HeeChul sobre la seguridad legal de Jae. Espero superar a los contactos de mi padre con ayuda de mis amigos.

Ahora mismo voy a mi penúltima clase del día, suelto el aire de mis pulmones, angustiado de sólo recordar las semanas anteriores.

—¡Jung YunHo! —me giro ante la voz.

Un golpe casi me parte la quijada cuando estoy por mirar. Esto ya me lo esperaba, no sé por qué Park se tardó tanto en venir.

Apenas logro mantenerme en pie, limpio la comisura de mi boca que sangra por el choque. Le pongo la otra mejilla, pero YooChun jalonea las solapas de mi abrigo y ropa, me arrastra hasta la esquina más alejada del edificio, en la parte de atrás. Entonces me golpea de nuevo.

Le permito cada ataque, porque lo merezco. Creo que me dejará inconsciente, no obstante...

—¿Cómo te atreves a mandar a esa mujer? —su voz se rompe de rabia, abre y cierra los puños, sus ojos se ven rojizos, me mira enojado—. Bastardo sinvergüenza, ¿cómo pudiste mandarle esto? —con fuerza innecesaria, empuja contra mi pecho un papel.

Alcanzo a sostenerlo, es una tarjeta blanca con letras llamativas en dorado que no leo con atención. Le devuelvo a Park una expresión desconcertada.

—¿Qué es esto?

No responde, en su lugar me empuja contra el muro y entierra su rodilla en mi estómago. Caigo al suelo y escupo la sangre que se me ha acumulado en la garganta. Abro la tarjeta, la cual parece tener las respuestas. Ahora entiendo. El mundo se nubla en cuanto leo, es como leer mi sentencia de muerte. Levanto la mirada con lágrimas cayendo de mis ojos, estoy herido pero el dolor físico no se compara al derrumbe en mi pecho, donde mi corazón se asfixia.

Niego con la cabeza, quiero decirle que no es verdad. Yo no acordé casarme con ella, pero no puedo hablar...

—Esa mujer buscó a Jae para entregar la invitación, porque se lo pediste —niego una y otra vez, Park omite mis negativas—. No mientas. Te dejé tranquilo porque no volviste a buscarlo, pero esto... desgraciado, ¿cuánto más lo harás sufrir para que estés satisfecho?

—Yo no... —un nuevo golpe me hace ver luces y jadeo de dolor.

Me deja ponerme de pie, en mi mano temblorosa una invitación quema. La estrujo entre mis dedos, niego de nuevo, con un nudo en la garganta. Las lágrimas abrasivas salen y caen lejos, a borbotones, como si no pudieran deslizarse por mi cara lastimada.

¡Ámame!  [YunJae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora