¡Ámame! [YunJae]

Capítulo 32: Maremoto

Capítulo dedicado, a todos aquellos que han tenido un corazón roto. Y a quienes esperan pacientes mis milenarias tardanzas en actualizar.

***

Estoy confundido.

Una chica con ojos ahumados y labios rojizos nos mira fijo.

También me encuentro inquieto, por la manera rápida con la cual YunHo separó nuestras manos en cuento escucha el llamado de alguien del exterior. A veces olvido que nuestra relación, por ahora no es algo para presumir.

Ella continúa observando, como si quisiese descubrir algún secreto sólo con la mirada. No la conozco, volteo a ver a YunHo en busca de respuestas pero aunque parece mirarla con atención y asombro, pronto frunce el ceño.

—¿Quién eras tú? —la voz de YunHo me deja todavía más perdido.

¿Acaso no la conoce? Pero, ella sabe su nombre completo, entonces… ¿que sucede con exactitud?

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YunHo:

Es evidente que ella me conoce, pero yo no podría decir que sé su nombre. La he visto antes, en la calle, pero… no estoy seguro. Acaso, ¿no usaba lentes en aquel momento?

Una sonrisa escapa de sus labios, me mira con un ligero dolor en la mirada, se gira para buscar algo alrededor, luego detrás de ella. Parece esperar a alguien, o verificar que no haya nadie, no sé cuál sea su intención.

—Nos conocemos de una boda —comienza y creo haber escuchado algo similar antes.

«Si no mal recuerdo nos vimos en una boda», eso me lo dijo una chica con quien choqué en la calle, hace tiempo.

La miro fijo, si quito algo de maquillaje y le pongo unos lentes redondos… Oh, ya recuerdo.
—La chica intelectual —hablo en voz alta, cauteloso; ella asiente.

JaeJoong, a mi lado, se remueve incómodo y evita mirarla. Volteo a verlo de reojo, tiene una expresión tensa, a mitad de camino entre el enojo y el aburrimiento. Mis mejillas se entibian, me pregunto si así lucen los celos silenciosos en él. También me pregunto qué le pasó al escandaloso quien me gritó en el bar hace meses, cuando confundió mi relación con mi amigo Jun. En ese momento me pareció irritante, pero ahora, a pesar de tener el derecho a quejarse, me sabe extraño que no lo haga. Casi espero que arme una escena.

—Entonces… —la voz de la muchacha intenta seguir conversando.

—Lo siento, estoy ocupado —corto cualquier posible continuación de plática, mientras paso mi mano por la cintura de JaeJoong—, él y yo debemos irnos, voy a llevarlo a casa —hablo sin mirarla apenas.

Le doy un asentimiento como despedida a ella; Jae hace algo similar y sin darle tiempo a réplicas, me doy vuelta sin soltar la cálida cintura de mi amante, a quien mantengo cerca, sin importar las miradas.

Ninguno dice nada durante mucho rato. Estamos por llegar a una calle principal, mis pensamientos vuelan sobre la chica. Me parece familiar, incluso desde la primera vez que la vi. Pero no logro recordar de dónde la conozco.