Capítulo 22: El Fantasma Entre Nosotros.

873 54 73
                                    

Contenido explícito +18.
Bajo su responsabilidad.

*


Estoy loco.
He perdido la razón.
Ni siquiera logro pensar antes de hablar.

Estoy cometiendo un crimen terrible justo ahora.
¿Por qué le pedí que se quedara?

Sus labios no están lejos y por un maldito segundo el inverosímil impulso de besarlo me asalta.

Doy un paso atrás, pensando en cómo haré para concentrarme en cualquier otra cosa, cuando el chico con el cual me acosté hace varias horas se encuentra vistiendo únicamente una camisa mía en medio de mi cocina, la mañana de Navidad.

Ante mi falsa ansiedad de lejanía, JaeJoong pasa de mí y se acerca a la estufa, donde sigue hirviendo la olla del ese estofado picante del que habló hace unos minutos. Lo observo mientras termina de verter los últimos trozos de carne y especias, para finalmente revolver todo y apagar el fuego.

—No creí que fueras tan considerado como para hacer un desayuno así de elaborado —dije mientras echaba una mirada insistente en la olla a un metro de mí.

—¿Por qué no? ¿Acaso me veo muy frívolo? —responde con una interrogante a voz tranquila; pero no me mira al hablar; pues está probando el sabor de la comida recién hecha, la cual parece gustarle pues sonríe de medio lado.

—¿Siempre eres así de frío después del sexo o soy el único idiota al cual le preparaste desayuno después de él? —mi tono y mis palabras insinúan y lo acusan de promiscuo, aunque yo sé que no es el caso y sin embargo, continúo dudando de su pureza a pesar de probarla por la noche.

Su rostro bonito me encara tan rápido como si acabara de abofetearlo y por un segundo un brillo de furia aparece en sus pupilas. Sin embargo, su rostro contraído me hace darme cuenta que lo he herido de nuevo.

—Sí, les preparo el desayuno a "todos" —su tono sarcástico me da un escalofrío. Estoy a punto de retractarme de mi pésima broma pero me es imposible—. Aunque ninguno es tan bruto como tú en la cama.

Se da media vuelta tras dirigirme una mirada molesta. De un par de zancadas se aproxima a la salida de la habitación y en medio de mi estupor lo detengo del brazo. No quiero que se vaya. JaeJoong se zafa de mi agarre con un tirón y se queda quieto frente a mí, mirándome con una mezcla de decepción y desafío.

—Lo siento —no sé sobre qué me estoy disculpando con exactitud—. ¿Te lastimé anoche? —la pregunta escapa de mi boca sin pensar y el vago recuerdo de su expresión deseosa con ojos llorosos me provoca un imperceptible suspiro.

Sus ojos se suavizan, veo la sorpresa por un instante y luego baja la mirada al suelo. Mis dedos hormiguean de repente y me obligo a no levantar mis manos para tocarlo.

—Eres un... —se interrumpe a él mismo, pasa una mano por su cabello, despeinándolo más y de nuevo quiero tocarlo, aunque no debo—. ¿Por que siempre eres así? ¿Tanto te gusta jugar conmigo? —fija sus ojos en los míos, todavía está herido... frustrado también.

—No juego contigo —«al menos no de manera intencional», pienso tras decirlo.

El problema conmigo y mis palabras es que son opuestas. No estoy jugando; pero tampoco voy totalmente en serio con él.

¡Ámame!  [YunJae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora