Un libro, dos chicos y una mujer cruel.
¿Cuál de ellos se quedará en el olvido?
Kim JaeJoong se ha enamorado de Jung YunHo, un joven inteligente, apuesto y amable.
Sin embargo, hay un inconveniente: el castaño no está interesado en JaeJoong de ningu...
Quienes resolvieron la trivia que puse en mi muro para ver que tan atentos/as son a los detalles.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
En un rato recibirán el mismo mensaje como su premio: un spoiler como prometí :3
Disfruten el cap :3
*
**
Besar a Kim JaeJoong ha comenzado a ser embriagante.
Él se abraza de mí y yo poso mis manos en su cintura sin importar las bolsas de compras en una de mis manos. Mis labios junto a los suyos se presionan con pasión, profundizando el roce cada tanto. Estos pétalos suaves y carnosos me mantienen interesado. Obedezco un impulso y deslizo mi lengua en su boca; la cual me consede, como siempre desde el primer toque, acceso inmediato. Dentro es cálido, casi dulce.
Un jadeo se escapa de mi cita; me doy cuenta entonces que le he robado el aliento por completo. Me alejo con suavidad, sin muchas ganas de alejarme. No sé que me sucede con este hombre. Lo he besado porque lo pidió. Y también porque, en el fondo también quería besarlo. Creo que es correcto empezar a quererlo pero, sé que no debo.
Todavía me siento confundido con respecto a esto.
Me alejo con lentitud, trato de no ser brusco pero siento que si no me voy ahora no lo haré hasta mañana. No debo hacer eso. No puedo cometer otra locura como la del probador. Comienzo a creer que este chico me ha embrujado. No pienso ser tan fácil, no lo aceptaré hasta estar seguro que YuRa ha dejado de ser importante para mí.
—Debo irme. Nos vemos otro día —me apresuro a decir mientras me alejo dos pasos, doy vuelta y soy detenido por un jalón en la manga de mi abrigo.
Esta es la misma escena, tantas veces protagonizada por ambos. ¿Cuál será la razón para no dejarme ir esta vez?
—No me has dado tu número YunHo —sonrío un segundo antes de girar en su dirección. Tiene la mirada en el suelo, parece avergonzado. Si las personas de la universidad lo vieran así, se enamorarían más de él —. Además, una de las bolsas que llevas es mía —senala con un dedo mi mano izquierda.
Suspiro, un poco cansado de pensar consas innecesarias porque estoy haciendo tonterías. Le doy la bolsa más grande a Jae, quien suelta mi manga y la recibe gustoso su bolsa de compras para, al segundo siguiente, dirigirme una mirada de cachorrito. Me muerdo la lengua en un intento por no sonreír. Sus ojos vuelven al suelo y yo me rindo ante él una vez más.