Capítulo 11: Kiss. Chu. Beso.

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Sus labios se deslizan sobre los míos con fluidez, como si hubiéramos estado juntos toda la vida.

El roce se siente tan desesperado, como si este fuera nuestro último beso y tal vez... lo sea. Es imposible repetir esta misma escena tantas veces. No puedo tener tanta suerte. Mucho menos con YunHo.

Algo suave y húmedo roza mi labio inferior, pidiendo permiso para entrar, reconozco la textura y concedo la petición muda. Abro la boca para dejarle pasar, sintiendo un escalofrío recorrer mi columna al sentir la experimentada lengua de Yun recorrer mi cavidad. Sin querer, un suave gemido proveniente desde el fondo de mi garganta, se me escapa. Mi vergonzoso sonido no rompió mi burbuja ni alejó a mi amado, sino todo lo contrario.

Jung me deja sin aliento, no sólo por el beso, sino también por permitirme tocarlo mucho más de lo debido. Mis dedos se entierran en su cabello, enredándose con delicadeza. Para este punto, ya estoy absolutamente perdido en un mar infinito de sensaciones.

Mis piernas se vuelven de gelatina en algún momento, sin embargo; no caigo, porque el hombre de mis sueños me sostiene. Poco a poco, me quedo sin aire, pero no me importa. Con tal de quedarme entre los brazos de YunHo, siendo besado por él, dejaría de respirar si fuera necesario.

Su lengua se retira, al igual que sus labios, los cuales se alejan con prisa. No intento detenerlo, pero mantengo mis ojos cerrados, con la esperanza de permanecer en este sueño mucho más tiempo.

Transcurren unos segundos, hago una respiración profunda para recuperarme, estoy listo para abrir los ojos cuando un pequeño beso es depositado en mis labios, luego otro y otro más. YunHo reparte besos cada rincón de mis labios y me veo a mi mismo correspondiendo a todos y cada uno.

Tras un rato, se acaban los roces. La separación de nuestras bocas crea un chasquido, que pronto se ve interrumpido por mí.

—No te enfades, por favor —digo con voz ahogada; ronca, por aguantar el llanto.

No abro los ojos, porque tengo miedo de ver su posible expresión de enojo, pues fui yo quien se tiró sobre él. Lo sostengo de la manga de su abrigo gris, incapaz de dejarlo ir todavía, porque quiero creer que esta vez es diferente a la primera ocasión. No obstante, si ahora mismo, YunHo me dice que lo hizo por ayudarme o para ver mi tonta cara o por cualquier otra cosa, yo...

—Por qué lo haría —responde en seco.

Es entonces que dejo de apretar mis párpados, levanto la cabeza y abro mis ojos tan rápido como puedo. Lo miro, buscando indicio de cualquier clase de molestia en su atractivo rostro. Al no hallar ni un atisbo de exasperación en su cara, sonrío cual tonto y seco el resquicio de lágrimas de mis ojos con ayuda de la manga de mi suéter

—¿Seguro que estás bien? —su voz seria; es amable a la vez.

No puedo evitar sentirme inquieto por su tono forzado, pues a pesar de lo sucedido, sé que este arrebato de besarme de forma repentina fue sólo una compensación por las pocas marcas que esos idiotas alcanzaron a dejar sobre mí, incluyendo la angustia que pasé por haber creído en mi perdición.

—Sí. Gracias —respondí con calma, al tiempo que sentía como sus manos se alejaban de mi cintura.

Creí que se iría. Estaba seguro de sus siguientes acciones, las cuales serían marcharse en silencio, sin mirarme. Mas no esperé un giro tan drástico en la historia de siempre.

—Bien —contesta frío, observando con desprecio algo situado detrás de mí—. Será mejor irnos —sugiere él, aunque parece ser una orden, pero eso no me llama la atención, sino la forma en que sugiere que nos vayamos, ambos; no sólo él.

¡Ámame!  [YunJae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora