✨Sinopsis✨
Ella es Artemisa Brooks tiene 16 años y a tenido una duda desde hace 7 años, y se preguntan ¿cuál es?, bueno la duda es saber quien es ahora ese niño que conoció de niña, ese niño tierno de ojos azules como la hermosa agua cristalina que...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Iba caminando hacía mi casa pero decidí tomar el camino largo para tratar de despejar un poco mi mente.
Pase por un parque pequeño en donde niños y niñas jugaban en los juegos felices.
Al ver a los niños divertirse mientras jugaban con los juegos del parque sólo sonreí para luego recordar algo que había olvidado.
—¿Cómo pude olvidarlo? —me dije a mi misma recordando una hermosa etapa de mi vida, antes de que se desmoronara en pedazos sin poder hacer nada, para poder evitar que sucediera, pero no me culpo, no podía hacer nada, solo era una pequeña niña la cual pensaba que la vida era perfecta y de color rosa, que nada podría cambiar y que toda mi vida seria perfecta al lado de mi papá y mamá, pero nada dura para siempre, y me di cuanta de eso cuando alguien desapareció de mi lado.
Yo sólo me di la vuelta y empecé a caminar de nuevo pero me topé con un pequeño niño que estaba sentado en una banqueta sentado, su cabeza estaba enterrada entre sus piernas mientras se miraba que estaba llorando.
Lo único que pensé en ese instante fue...
—¡¡Un fantasmaaa!! —grité interiormente asustada mientras hacía una cara de horror.
Me acerqué un poco para ver si era un niño de verdad o un fantasma, pero por suerte pude ver que si se miraba como un niño de verdad y no un espectro que deambulaba en este parque.
Al ver que el niño no espectro me acerqué para saber porque lloraba.
—Hola, ¿por qué lloras? —dije acercándome al niño.
El niño sólo levantó su cara y pude ver sus ojos rojos e hinchados por tanto llorar.
—No puedo hablar con extraños —dijo el niño para luego volver a meter su cabeza entre sus piernas.
—Esta bien, tienes mucha razón —dije poniéndome de cuclillas para estar a su estatura.
—Tus padres han de estar muy preocupados, ¿por qué estas aquí solo? —dije sentándome a su lado.
El niño solo volteo a verme de nuevo y un poco sorprendido por averiguar que estaba sólo.
—Claro que no, lo único que hacen es regañarme —dijo el pequeño niño.
—Pero lo hacen por tu bien, si no lo hicieran ni siquiera les importarías que hicieras cosas malas, al contrario te llaman la atención porque no quieren que te pase nada malo, ¿has pensado siquiera en eso? —dije hacia el niño.
El niño solo volteo a verme mientras analizaba lo que decía.
—Tengo razón, ¿no es así? —dije al ver que no contradijo mi respuesta.
El solo asintió un poco con su cabeza.
—¿Por qué estás solo? —dije volviendo al tema principal.
