Capítulo 24

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Gabriel:

Estoy realmente feliz por qué la vida me ha dado una lección muy sabia y he aprendido de mis errores y sobre todo pedir perdón cuando lastimas sin motivo alguno.
Me siento dichoso por haber descubierto el sentimiento paternal y sobre todo hago lo posible por ganarme la confianza de Sheila.
En estos momentos donde la tengo abrazada como un ancla a su barco comienzo contándole sobre la decisión que tomé sobre mi familia, como comencé a trabajar para mí mismo y la ayudé a ella a proposperar en su negocio.
Los gestos que hace y su manera de abrir la boca sin poder hablar me hacen de reír.
Sheila es única y maravillosa y más cuando me aconseja de acercarme a mi madre y hablar con ella.

— Por supuesto que he hablado con ella, pero no puedo cambiar su manera de pensar. Además ella es mi madre, entiendo qué quiere lo mejor para mí, pero la decisión es mía. Y si  deseo casarme contigo debe de entenderlo que es mi vida y vosotros ya formáis parte de ella.

— Gabriel, entiende que no puedes dar la espalda a tu madre. Yo también soy madre y entiendo su posición. Habla nuevamente con ella, deseo que venga a nuestra boda, que conozca a sus nietos y sea una amiga para mí.

— Sheila tú pides mucho. Conozco a mi madre y sé que no cambia de decisión de la noche a la mañana.

— Por favor hazlo  por mí. Por nosotros, convence a tu madre de formar parte de nuestra felicidad.

Me resigné, Sheila lleva razón pero hablar con mi madre es como si me doy cabezazos contra la pared.
Es terca y muy testaruda como para rebajarse a alguien y mucho menos tratándose de Sheila. Ella debe de llevar la razón y le cuesta demasiado aceptar que se equivoca.

Por ello me reuní con ella y mi hermano en su casa para hablar y contarle con pruebas que Sheila no es la mujer que ella piensa, que los mellizos son mis hijos y deseo casarme con ella.

— Madre, entienda de una vez por todas que amo a Sheila y pronto vamos a casarnos y nada más nos hace más felices de que acuda a nuestra boda y sea la abuela consentidora de nuestros hijos.

— Por favor Gabriel, creía que eras más inteligente pero veo que sigues ciego y ahora eres su perrito faldero de esa mujer.
Una mujer que es una interesada, solo busca en ti dinero y posición manipulando te con papeles que son falsos.

— No entiendo madre porque habla así de mis hijos. Ellos son mis hijos y aquí están las pruebas de ADN que yo mismo me realicé, y como comprenderá no voy hacerle caso. Yo tengo una vida propia donde usted y mi hermano forman parte pero veo que no quiere aceptar mi felicidad.

— Hermano, quiero decirte que yo si acudiré a tu boda, por nada del mundo quiero perderme ese momento y si me dejáis me gustaría conocer a Nico y tus hijos. Ellos para mí ya son mis sobrinos.

— Arturo, ¿Cómo puedes hablar así?

— Madre si su corazón está cargado de odio ya han pasado suficientes años como para que usted siga castigándonos con esa tortura que lleva arrastrando desde que mi padre la abandonó. Nosotros no tenemos culpa de las continúas infidelidades de mi padre, no tenemos culpa de que mi padre se casó por obligación y no por amor y mucho menos tenemos culpa de que la abandonara por otra mujer más joven. No hicimos nada malo para tener que pagar un precio demasiado alto.
Yo quiero a mi hermano y si él es feliz con Sheila y sus hijos yo quiero formar parte de esa felicidad.

— No me puedo creer Arturo que me estés haciendo esto. Yo que soy tu madre que he dado tanto por vosotros y ahora me lo pagáis de este modo.
No puedo creer lo desagrecidos que sois y lo mal que os portais con vuestra madre.

Miro a mi hermano agradeciéndole su apoyo y comprensión.
Nos abrazamos como hacía mucho tiempo que no hacíamos, en este abrazo afectuoso hay amor de hermanos.
Y ahora me doy cuenta que tanto mi hermano cómo yo hemos sido víctimas de una pareja  desavenida y que cuando ni ellos mismos no pusieron solución a sus propios errores, mi madre ha querido hacerlo mediante nosotros.
Ella sufre por no hacer su voluntad y yo sufro por su distanciamento de no haberse atrevido ni a conocer a sus nietos, los cuales para ella siguen sin llevar su sangre.
Me duele la actitud de mi madre, me pone triste que no se esfuerce en hacer las cosas bien en conocer a mi familia y entender que ahora soy feliz junto a la mujer que amo y madre de mis hijos.

Hoy tengo una importante reunión donde mediante mis asesores y mi gran amigo y notario Joan pronuncio un discurso donde afirmo que mi futura esposa y Venus serán mis socias y gerentes de la empresa.
Sheila y Venus no sabían nada sobre la noticia, al escucharla de mis labios que ellas ahora son además de abogadas las directoras de nuestra  empresa.
Venus ríe emocionada agradeciendome el detalle y Sheila no dice nada, sus luceros expresan lo orgullosa que se siente y con esa sonrisa tan cálida y dulce me dice en silencio lo mucho que me ama.

Aunque haya tenido que pasar cerca de cuatro meses para haber obtenido el perdón de mi amada, no me arrepiento de haber luchado por ella, por estar al lado de mis hijos y poder construir una familia.
Está noche voy a pedirle en matrimonio. Estoy muy nervioso y emocionado al poder haber conseguido obtener de nuevo el amor de Sheila.
Mi hermano me acompaña pero mi madre se niega a darle una oportunidad de conocer a Sheila y me ha dado la espalda cuando más deseo que esté a mi lado.

Siento un pequeño vacío en mi corazón por la ausencia de mi madre, sin embargo, estoy feliz sentado en la mesa del restaurante junto con Miriam, Venus, mi primo y su esposa y como no agarrando la mano de Sheila la cual luce tan bella que me enamora cada día más.
De las cosas más hermosas de la vida es este sentimiento que no vemos y nace producto de lo que recibimos, el amor no se puede explicar, no se puede ver pero si se siente con el corazón y el alma.
Miro fijamente a sus ojos azules como un océano donde me llena de nostalgia y alegría de poder expresar cuando la amo.
Unas palabras que me dicta mi corazón y las cuales le digo emocionado y enamorado.

— Sheila, quiero decirte que eres tú, sin necesidad de un mar de palabras que intenten describirte, porque tú sales de cualquier  explicación dentro de este universo en el cual nuestros caminos se unieron el día que te vi por primera vez y tuve palabras para describir estás emociones que están empezando a nacer en mi pequeño corazón. Ahora no me basta con abrazarte y darte besos, el hecho de amarte a ti y a mis hijos me dan fuerza y me hacen de aprender de mis errores pero sobretodo, siempre serás tú la mujer con la que camine hasta que seamos ancianos y veamos  otro amanacer juntos.

— Gabriel es tan hermoso lo que me dices.
Admito que cuando miré tus ojos algo me sucedió para tratar de evitar lo que comenzaba a sentir, un cambio en mi alma me hizo amarte y perdonarte. Porque a pesar de nuestros errores si el hecho de querer repararlos y los hechos son sinceros todo está perdonado. Y en estos momentos quiero ser tu esposa para compartir más momentos juntos. Porque al igual que mi destino cambió cuando nos conocimos quiero seguir caminando junto a ti porque cada segundo que paso contigo más feliz me siento.

Nos besamos enfrente de nuestros invitados donde alzando sus copas nos felicitan por nuestra compromiso y en unas semanas será nuestra boda donde al fin podré decir que tengo todo en la vida.


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