Abrí mis ojos lentamente casi sin saber dónde me encontraba, todo era una confusión.
Paré mi vista en un foco blanco mirándolo no sé por cuanto tiempo hasta que la voz de mi amiga me devolvió a mi estado de lucidez.―Sheila amiga como te encuentras.
―Si te soy sincera muy floja y aturdida. ¿Qué me ha pasado?
―Te mareaste y caíste al piso. Menudo susto. Ahora te vendrá a visitar un doctor para darte el diagnóstico.
―Tranquila Venus, no me pasa nada sólo son los nervios y por todo lo que estoy pasando, desde Nico hasta Gabriel.
―De Gabriel no debes de preocuparte. Su familia me ha dejado muy claro que te diga que pierdes tu tiempo y te vayas mentalizando de que él se va casar con otra.
―Tengo que hablar con él. No puede ser que Gabriel vaya a casarse con Yasmin. No lo podría soportar amiga, debe haber alguna explicación para todo esto porque Gabriel me ama a mí lo siento aquí en mi pecho.
Puse mis ojos en mi amiga, pareciese que todo lo que le estaba confesando eran palabras absurdas. Ella permanecía con su cabeza gacha jugando con sus dedos en su regazo me daba la impresión que había algo de lo que no me había enterado.
Al llegar el doctor con carpeta en mano, me saluda muy cortés poniéndose a los pies de la cama. Comenzó a leer de aquellos folios diciéndome que me habían hecho una analítica, una prueba de orina, me habían tomado la tensión. Al parecer mi mareo fue producido por una bajada de tensión me aconsejó que me cuidara y guardara reposo en mi estado. Me dio la enhorabuena diciéndome que estaba embarazada.
«Embarazada» El doctor se marchó dándome unas recomendaciones y el alta. Miré a Venus que seguía en la misma posición.
Una lágrima recorría mis pómulos, no sabía si llorar o reír, sin poder dominar mis lágrimas que caigan despacio me tapé mi rostro avergonzada de como había sido tan descuidada. Ahora que era lo que tenía qué hacer. Las cosas con Gabriel no estaban muy bien entre nosotros gracias a la intervención de su familia.
―Sheila. ¿Qué vas hacer?
― ¿A qué te refieres?
―A si vas a tener al bebé, o se lo vas a decir a Gabriel.
―Por supuesto que se lo voy a decir a Gabriel, él debe saberlo. Y este embarazo es una bendición, si tuve a Nico yo sola podré con este.
Mis manos acarician mi vientre suspirando emocionada de sentir de nuevo una vida dentro de mí.
Horas más tarde caminaba hacia la habitación de Gabriel, me encontraba tan feliz y dichosa que no veía el momento de compartir esta noticia con él.
Al entrar en la habitación me aseguré de que estuviera solo.
Abrí despacio la puerta y estaba durmiendo lo miré durante un buen rato hasta que sus ojos se abrieron, le sonreí pasando mi mano por su cabello suave y su cara con su sombra de barba, se veía tan hermoso a pesar de los moratones.―No me toques, ¿qué haces aquí?
―Gabriel que te pasa conmigo, a que viene esa actitud conmigo.
―Estoy furioso contigo Sheila. No me imaginaba que fueras una mujer ambiciosa.
― ¿Qué?―Sentí como mi cuerpo vibraba a cada palabra acusatoria de Gabriel.
―Mi hermano me ha ensañado los informes y los papeles del sumario del juicio. Sé que has perdido la custodia de Nico, me alegro. Ese niño no debe de estar contigo.
―No te permito que me hables de esa manera, y menos te voy a consentir que digas eso acerca de mi hijo.
―Bueno ahora te vas a hacer la mártir. Desde luego no te pega. Lo que menos esperaba era que me traicionaras como lo has hecho. Si tanta falta te hacia el dinero igual que recurriste a mi cuando nadie quiso acostase contigo, podías haber seguido. Total eres para lo que sirves.
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LA ESPERANZA ES LO ÚLTIMO QUE SE PIERDE
Romansa¿Qué serías capaz de hacer para salvar la vida de tu hijo? La desesperación por perder a su hijo, llevó a Sheila a pedirle dinero a su jefe a cambio de pasar una noche con él. Gabriel Vivens, un hombre que no siente ningún afecto hacia las mujeres...