Capítulo. 15.

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Gabriel

Me encontraba agobiado por el comportamiento de mi familia.
¿Por qué demonios odiaban de esa manera a Sheila?

-— Gabriel, esta conversación sólo la voy a tener hoy contigo.-— Comenzó mi hermano hablándome muy serio.
— Sé de la forma que eres, siempre te has revelado ante nuestros padres. Ahora escúchame hermano por tú bien y el bien de la familia deja a esa mujer puedo entender que estés con ella como una aventura pero traerla hasta aquí, paseándote con ella como si fuera tu mujer dejándonos en evidencia delante de todas nuestras amistades y familia no te lo voy a consentir. El apellido Vivens es uno de lo más prestigiosos, y tú con tú comportamiento lo estas manchando arrastrándonos a tú única familia por el fanjo. Recapacita y déjala o me veré obligado a quitarte todo. Desde la sociedad en la empresa hasta la fortuna que te pertenece. Tú decides.

Me quedé asombrado con las palabras amenazantes de mi hermano. Estaba entre la espada y pared. Amaba a Sheila, quería a mi familia.
¿Qué paso debía de dar?
Ni yo mismo sabía que camino debía tomar para no dañar a nadie. Me estaba volviendo loco de desesperación. Mi madre pasó dramatizando como siempre.

-— ¡Qué vergüenza! A fuera está esa mujer discutiendo con Ernesto. Saliendo por su boca palabras oscenas.

Una hidrofobia se acumulaba en mi pecho, di cuatro pasos furioso mi hermano me detuvo mirándome de manera amenazadora dejándome claro si salía de esa habitación, toda mi reputación dejaría de existir.
Miré hacia donde se encontraba Sheila, se veía que estaba buscándome cobarde de mi por seguir las instrucciones de mi familia y quedarme quieto agachando mi cabeza.
Al alzarla miré a mi hermano deshaciéndome de su agarre.
Entre dientes le dije:

—-Estarás contento, habéis conseguido vuestro propósito.

Caminé hacia un jardín para destruirme, había dejado sola a Sheila humillándose ante todos. Unas manos suaves tocaron mi hombro,  volteé mi cabeza mirando a Yasmin que me sonreía.

—-Se cómo te sientes. El tiempo curará esa herida. Has hecho bien Gabriel.
Ni me lo pensé, la agarré de la cintura a Yasmin atrayéndola hacia mi, la besé con rabia recorriendo mis lágrimas por mí rostro.
Salimos de aquel lugar y acabé en la cama con Yasmin. Como un vil miserable hice el amor a Yasmin pensando en quien tenía desnuda debajo de mí era Sheila.
Al terminar Yasmin estaba feliz y satisfecha. Yo sentía como mi corazón se desgarraba dentro de mí quebrantando todas mis ilusiones, percibía como ese amor que siento por Sheila se va despedazando y yo no hago nada, salvo huir y no luchar por la única mujer que me ha demostrado que me ama sinceramente demostrándomelo.

Miro por la ventana como amanece, otro día sin ella. Lo único que puedo hacer además de beber como un cosaco, es ir a trabajar. Por lo menos allí podré verla.
Agarro el maletín y marcho para el buffet.
Al pasar por su oficina la observo con detenimiento, está tan bella. Mis ojos se rajan en agua. Necesito hablar con ella.

-— Sheila — Pronuncio su nombre en un susurro.
Al levantar su cabeza su rostro cambia, sus ojos azules claros se van oscureciencio su mentón está apretado de lo furiosa que debe estar.

—-¿Qué quiere señor Vivens?

-—Sheila por favor tú no. Escúchame.

-—No. No tengo por qué escucharle. Me dejó sola en esa maldita fiesta cuando más te necesitaba. ¿Dónde estabas? Ah si,te fuiste con Yasmin seguramente para acabar en la cama con ella.

-—Sheila, las cosas no son cómo tu crees. Mi familia me estan chantajeando para que te deje.

-—Te entiendo Gabriel. Yo sólo soy una simple abogada. Pobre, humilde y con hijo enfermo de otro no tengo el glamour, la finura y el saber estar de Yasmin. Es lógico que tú mismo te averguences de mí porque sólo valgo para prostituirme.

-— No vuelvas a decir eso. Tú vales mucho más.

-— Mientes. No vuelvas a tocarme, quédate con tu familia y tú imperio mientras ellos te destrozan e ignoran lo que tú sientes para acabar siendo un fracasado tú vas y me echas de tu vida, yo que te amo tanto que daría mi vida por ti.
Pero ya no Gabriel. Ya no.
He pasado por lo mismo una vez y no volveré a hundirme de nuevo.
Adiós Gabriel.

Parado como un mezquino vi de salir Sheila. No lo puedo soportar más, me agarré a mesa escondiendo mi cabeza entre mis brazos como un cobarde. ¿Desde cuando soy un cobarde? Pegué un puñetazo a la mesa con toda mi ira. No puedo soportar la idea de ver en esos bellos ojos el desprecio que siente hacia mí.

Salgo del edificio furioso. Me monto en mi auto manejando con el único pensamiento de enfrentar a mi madre y hermano si tengo que perder todo el dinero y tener una vida de un mendigo junto a mi Sheila l que así sea porque más vale el amor de Sheila, que la fortuna de mi familia.

-—Gabriel hijo que sorpresa. Ven pasa íbamos a comer.

—-No tengo hambre. ¿Dónde está Arturo?

-—Gabriel ¿qué te ocurre? No me alces la voz.

-— Aquí estoy madre no se preocupe solo es una conversación entre hermanos vayamos a la biblioteca.

-— Vengo para hablar con los dos. Escúchadme, amo a Sheila Kiroga y pienso casarme con ella porque ella es mi vida, mi felicidad y no pienso perderla por que vosotros me oblegueis.

-— No sabes lo que dices. Sólo estas deslumbrado esa mujer te esta absorbiendo tu poca dignidad.

— -No vuelvas a insultarla. Toma aquí te dejo mis tarjetas., mis talonarios y mañana mismo vamos al notario, renuncio a todo si de verdad fuérais mi familia me apoyaríais.

-— Nunca lo vamos hacer. — Arturo continua amenazando me mientras yo mantengo una batalla interna conmigo mismo de querer hacer a mi familia de por un vez me entiendan y me apoyen y no tener que verme en este estado por su maldita adicción al qué dirán nuestro círculo.

-— Hijo, recapacita esa mujer sólo quiere dinero y que nos enfrentemos como lo estamos haciendo ahora mismo. Gabriel hijo mío.

— Lo siento madre pero es mi decisión y espero que lo entiendas y me apoyes.

— Nunca vamos a permitir otra Clara en la familia, eres patético hermano no tuviste bastante como para volver a caer de nuevo.

Salí de aquella casa dándole la espalda a mi familia, sentía un fuerte dolor en el pecho por su falta de compresión hacia mi.
Volví a montarme en mi auto. Comencé a manejar con mis pensamientos mezclados cuando sentí un golpe por detrás, intenté hacerme con el auto pero lo último que recuerdo que el auto daba vueltas y vueltas golpeándome con el volante en labeza hasta que saltó el airbag rezando antes cerrar mis ojos.

LA ESPERANZA ES LO ÚLTIMO QUE SE PIERDEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora