Capítulo 25

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Sheila

Sentada en mi sillón abrazando mis pequeños pienso en mi vida en general.
Concretamente en mi pasado y como pasé de días de angustia y lágrimas en la misma soledad ha tener una familia y un hombre a mi lado que me ha demostrado que me ama sinceramente y está arrepentido por lo que sucedió entre nosotros.
Gabriel está arrepentido y me ama, se porta muy bien con Nico queriéndolo como su hijo y con los mellizos demuestra que son su responsabilidad haciendo todo lo necesario para ayudarme para que nada les falte a nuestros hijos.
He esperado unos meses para comprobar si sus palabras eran sinceras y hasta hoy todo lo que me dijo lo ha cumplido.
Pero su madre sigue sin querer admitir que se ha equivocado en juzgarme y mañana he decidido de irme a reunir con ella para invitarla a la boda y todo este problema se zanje.

Decido quedar con Maite en la terraza de una cafetería.
Espero durante un buen rato pensando en la posibilidad de que ella no acuda.
Al final llega con su semblante serio y con demasiada altanería como para mirarme por encima del hombro alzando con orgullo su barbilla clavando sus ojos llenos de rencor en mí.
Me desespera esta mujer pero aún así respiro hondo repitiéndome a mí misma que todo esto lo hago por Gabriel y para tener mejor relación con ella.

— Gracias por haber acudido a mi cita señora Vivens. — Empiezo hablando mostrándome lo más simpática posible con ella.

— He venido para dejar las cosas claras Sheila. Aunque trates de mostrar una mujer amable y amorosa ante los ojos de mi hijo a mi no me la das.
Eres unas descarada que tratas de aprovecharte de mi hijo por conseguir dinero y glamour en un mundo al cual no perteneces y siempre serás una barrio bajera. Alguien pobre y sin educación.

— No le permito que me hable así. Sí usted no admite que se está equivocando en juzgarme doy por finalizada la conversación.
Pero antes quiero que me escuche porque esto no lo hago por mí, lo hago por Gabriel. Él la quiere y no quiere decepcionarla, ha hecho lo posible para que entienda de una vez por todas que nos amamos, que mis hijos son de Gabriel y no como dice usted.
Nos vamos a casar y queremos que nos acompañe en ese día tan especial, contamos con usted para que sea testigo de nuestra felicidad.
Pero veo que se niega admitir que nunca va cambiar su opinión sobre mí.

— Jamás cambiaré de opinión sobre  tí porque tú misma has dado motivos para hacerlo. Tú descareza y con esa cara bonita has hecho de mi hijo un inútil que se ha alejado de su madre por tu culpa.

— Yo no le hecho nada señora, si usted está alejada de su hijo es porque así lo ha querido usted no yo.
Solo pretendía intentar convencerla de su gran error al juzgarme por comentarios cuando no se ha molestado en conocerme, quiero que conozca a sus nietos, esos que se niega a ver. Lo siento pero si usted misma no recapacita y se disculpa nada podremos hacer, las cosas seguirán igual.

— No tengo porque escucharte, en estos momentos me marcho y por supuesto que no iré a la boda. No deseo ser el hazme reír de mis amistades, aún no sé qué explicación tendré que dar. Porque la familia Vivens somos muy importantes y yo sigo siendo la señora Vivens una mujer respetada por mí círculo de amistades.
Y por la estúpida idea de mi hijo de querer casarse con alguien como tú ha manchado el honor de nuestra familia.
Espero que algún día se le caiga la venda a mi hijo y vea la clase de mujer que eres.

Con odio, con paso firme se marcha dejándome pensando en el motivo que le lleva a tener que vivir sola encerrada en sus pensamientos llenando más su corazón de odio pudiendo contener paz y armonía viendo crecer a sus nietos.
Su egoísmo la hecho encerrarse en el pasado cerrando las ventanas de la razón, sus pensamientos la torturan por el dolor de haber sufrido y aún así no quiere cambiar de padecer.

He hecho todo lo posible por una reconciliación pero no he podido hacerle entrar en razón a Maite, Gabriel no dice nada, solo besa mi frente bebiendo tragos pequeños de vino.
Sé que sufre por el comportamiento de su madre, pero ninguno de los dos hemos podido romper esa barrera que tan aferrada la tiene para no dejarse llevar por el amor de una madre que quiere la felicidad de sus hijos.

Y tal y como ya esperamos, Maite no acudió a nuestra boda.
Yo me sentía como una princesa de cuento rodeada por Miriam y Venus y como no, por Nico que ha crecido mucho y viste con un traje idéntico al de Gabriel.
Sonrío por la ocurrencia que tuvo Gabriel de ponerle un traje a Nico pero ahora que lo veo esta muy guapo.
Tanto como Gabriel que está esperándome para que de comienzo la ceremonia.
Nuestras miradas se encuentran y no tardo en ruborizarme ante los halagos de Grabiel.
La ceremonia comienza y un rato después intercambiamos nuestras alianzas diciendo nuestros votos, donde con palabras expresadas mediante nuestros corazones prometemos amarnos en las buenas y en las malas porqué de eso se trata el amor, de luchar juntos ante los obstáculos que nos tenga preparado la vida, reír juntos y abrazarnos en las tristezas donde un beso significa más que mil palabras.
Nuestro camino como marido y mujer comienza hoy, y así, agarrados de la mano salimos a recibir a nuestros amigos e invitados.
Me siento muy dichosa de poder haber conseguido todo lo que soñé en mi vida, he pasado por muchas dificultades para hoy verme al lado de un hombre maravilloso que a pesar de sus errores hemos podido solucionarlo para que el destino nos haya facilitado las cosas.
Somos padres de tres hermosos hijos que llenan nuestra vida.
No pido más a la vida por que tengo todo lo que deseo, amor, cariño y paz.
Y he entendido que lo último que se debe perder es la esperanza porque es lo que nos queda para ser fuertes y seguir adelante con nuestra vida y la forma que la queramos vivir.

Y he entendido que lo último que se debe perder es la esperanza porque es lo que nos queda para ser fuertes y seguir adelante con nuestra vida y la forma que la queramos vivir

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