Me encontraba muy furiosa debido a la discusión con Gabriel. Qué se pensaba que con una disculpa iba a solucionar todo el daño causado. Pues no. No le iba a poner las cosas tan fáciles reconozco que me sentía un poco baja de moral y no podía dejar de pensar en él y en todo lo que nos estaba ocurriendo por culpa de su familia.
Aparté ese pensamiento que tan sólo me trasportaba sufrimiento para estudiar el caso de la custodia de Nico. Escalofríos me entraban de pensar que ese miserable se llevara a mi hijo.Durante dos días estuve a base de cafés, la comida apenas me entraba y mi cabeza me ardía de pensar en todo lo que se me hechaba encima por culpa de la ambición por el dinero de de canalla de Enesto.
A primera hora Venus se pasó por mí casa, tenía las mismas ojeras que yo. Entre ella y Jorge me han ayudado mucho de Gabriel sigo sin saber nada, ni una llamada, ni un mensaje, absolutamente nada.
Me vengo abajo, recuerdo sus palabras cuando me dijo que tenía un as en la manga para que Ernesto no me pudiera hacer nada. Siento miedo, sin su ayuda y sabiendo lo que es capaz Ernesto de hacer de que pueda apartar a mi hijo de mi lado hace que más coraje tenga para enfrentarlo.Llegamos al juzgado, respiro hondo antes de pasar a la sala.
Los tres nos sentamos en mi lugar correspondiente mientras Venus y Jorge intentan tranquilizarme yo sigo notando esos nervios que fluyen por mis venas mirando a rabillo de ojo a Ernesto que habla con otro abogado con su risa cínica y tan tranquilo.El juez pasa, nos ponemos en pie. Nos habla durante unos minutos dando comienzo el juicio.
Todo parece que va a mi favor, sin embargo Ernesto declara y todo lo cuenta a su manera dejándome a mi por una mala persona.
Lo maldigo para mis adentros. «Mentiroso, canalla».Me toca declarar a mí. Cuento la verdad mirando con odio a Ernesto donde de nuevo la balanza se inclina hacia a mí pero cuando pensaba que ya lo tenía ganado el caso Ernesto llama a declarar a Jorge.
Nos quedamos asombramos hasta el mismo Jorge me mira desconcertado.
Le hago una señal con mi cabeza de que estoy bien.
El abogado de Ernesto tan sólo le fórmula tres preguntas.— ¿Cuánto tiempo lleva la señorita Kiroga en su empresa?
— Un año aproximadamente.
— Señor Bergara ¿me podría explicar cuanto gana la señorita Kiroga?
— Unos dos quinientos euros.
— Y si gana eso, quitándole las facturas, la comida...¿ Cómo ha podido pagar la operación de Nicolás valorada por más de dos millones de euros?
Jorge se tensa, me mira directamente apretando su mandíbula solo puede pronunciar que Gabriel es el único que lo sabe inventándose una mentira.
Las cosas no están saliendo bien y no tardo en ponerme nerviosa presiento como la batalla la voy perdiendo y no me explico por qué.
Con mi cabeza gacha, sin poder aguantar la angustia que oprime mi pecho, me levanto para escuchar el veredicto del juez. Mis ojos se abren como platos no puedo creerme que esto me esté ocurriendo a mi.El juez acaba de dictar sentencia a favor de Ernesto.
No lo puedo evitar de la misma rabia grito en la sala indignada maldiciendo a Ernesto.
Entre Jorge y Venus me sacan a la calle mientras yo sigo rabiosa por lo sucedido.Algo mas relajada Jorge intenta hablar conmigo. Al ver a Ernesto con una sonrisa de felicidad, voy derecha hacia él con mis ojos llenos de agua que apenas me permiten ver lo golpeo frustada y furiosa en el pecho.
—:Maldito desgraciado, mentiroso. Es mi hijo, mi hijo me lo has quitado desgraciado.— No puedo soportarlo más, mis fuerzas han llegado a su límite dejo caer mi todo mi peso en los brazos de Jorge llorando rota de dolor.
Al montarme en el auto pienso en todo.
¿Dónde está Gabriel, por qué no está cuando más lo necesito?
¿Y cómo se lo diré a Nico? Hasta el alma se me parte de tener que separme de mi hijo maldito seas Ernesto Villegas.
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LA ESPERANZA ES LO ÚLTIMO QUE SE PIERDE
Romantik¿Qué serías capaz de hacer para salvar la vida de tu hijo? La desesperación por perder a su hijo, llevó a Sheila a pedirle dinero a su jefe a cambio de pasar una noche con él. Gabriel Vivens, un hombre que no siente ningún afecto hacia las mujeres...