Capítulo 22

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Gabriel

Me siento como un delincuente por deber de permanecer en el anonimato para poder estar cerca de Sheila guardando en mi pequeño jardín con las flores marchitas esperando poder verlas de nuevo florecer.
Debo de ocultar mi rostro para ayudarle en sus clases sintiendo bajo mi tacto la sensación de ternura que percibo a través de ella saber de sus bebés.
Recuerdo cuando la matrona me comentó de que espera mellizos, me quedé asombrado pensando cómo lo va hacer para salir adelante con tres hijos si su empresa va demasiado mal.
Pedí ayuda a Joan, mi asesor durante tantos años para que me ayude con la empresa de Sheila y comenzar alzar la mía, que hasta el momento me va mejor de lo que yo esperaba.
Pero mi éxito no me interesa demasiado, la atención está puesta en la empresa de Sheila y Venus y hasta el momento le he conseguido bastante clientes para que así puedan obtener trabajo.
Sé perfectamente que no es mucho todo lo que hago por ella, que cada herida que le proporcioné con mis palabras fueros cuchillas afiladas dirigidas a ella por no haber sabido valorar todo lo que estaba haciendo por mí.
Y ahora aquí estoy, mirando como la lluvia golpea los cristales de la ventana pensando en cómo lo haré para recuperarla. Difícil lo tengo pero no es imposible, la amo y quiero luchar por ser el padre de sus hijos y el hombre que la cuide y la quiera como se merece.

Escucho la puerta tocar, al abrir me encuentro con mi madre y hermano.
Perfecto, es justamente lo que necesito para aumentar más mi dolor de cabeza.
Mi madre pasa la primera con pañuelo en mano dramatizando por el supuesto encuentro que ha mantenido con Sheila.
Ella, toma asiento mientras mi hermano sigue mirándome en silencio tomando asiento al lado de mi madre la cual empieza a contarme su versión de los hechos tratándome como si fuera un completo idiota que no sé decidir sobre mí mismo y debo pedirle permiso para todo.
Ella es mi madre, pero debe de entender que soy un hombre y no un niño al que manipular con sus benignas palabras.

—  ¿A qué debo su visita madre?

— Sabes perfectamente a lo que vengo, estoy muy afectada por tu comportamiento hacia Yasmín y su familia y para colmo sigues detrás de esa mujer...

— ¡Basta! No le permito que se exprese de ese modo de Sheila. Simplemente quiero decirle madre que si Sheila no es santo de su devoción es su problema no el mío. Yo la quiero y estoy dispuesto ha ganarme su amor con o sin su consentimiento. Es mi vida y pienso manejarla como yo crea conveniente.

— Que equivocado estás hijo al querer alejarte de tu familia, nosotros que somos quién en verdad te queremos y te apoyamos ahora nos haces este desplante. Yo, que soy tu madre que mal voy ha querer para mis hijos. No Gabriel, no me merezco esto. — Miro a mi madre como intenta darme pena a través de sus lágrimas de cocodrilo. Pero esta vez no le va funcionar, ella debe entender que puede darme un consejo ayudarme como yo hago con ella pero hay cosas que no se pueden sobrepasar.

Intento inútilmente hablar con mi madre la cual se encierra en su modo de pensar secándose sus lágrimas para dar más lástima. Quiero hacerle saber que amo a Sheila y quiero que sea mi esposa, hago que mi madre se moleste conmigo desquitándose de algún modo conmigo a través de lo que más daño me hace. La relación que mantuvo mi padre con Clara, se cómo ellos se entendían mientras yo viajaba y ciego de no ver qué fue mi padre quien la dejó embarazada y no yo.
De como mi padre nos abandonó para irse lejos a otro país para vivir con ella y cuando obtuvo lo que quiso acabó abandonado a mi padre para empezar otra vida junto a otro hombre mucho más joven que ella.
Son heridas que permanecen ahí aunque pase el tiempo y siempre estará alguien encantado de recordarme lo imbécil que fui en poner toda mi confianza y amor en una mujer que acabó destruyendo todas las esperanzas que había puesto pero cuando creí que estaba en lo más profundo del infierno apareció ella como una ángel desarmandome con su mirada, su sonrisa ofreciéndome su amor, un sentimiento tan puro que yo mismo acabé por destruirlo.

LA ESPERANZA ES LO ÚLTIMO QUE SE PIERDEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora