Daena se ve envuelta de nuevo en los problemas que dejó en el pasado, creo que huir de ellos no fue lo correcto. Ya que regresan viejas heridas, amores y memorias a la vida que intentó rehacer en el presente. Daena tendrá que pensar bien en sus sigu...
Casi nunca hacíamos ese tipo de contacto, era una delgada línea lo que separaba el deseo del amor, y yo no quería que eso pasara con Jungkook. No debía suceder.
— Sabes que eso no— susurré contra su oído y eso provocó que su cuerpo se contrajera.
— El contrato a veces me mata, Daena— su voz grave me hizo retorcerme en mi sitio.
Sus manos pasearon con firmeza por mi espalda, su tacto me quemaba y se sentía jodidamente bien, su respiración agitada chocaba contra mi mejilla, no era la única excitada. Pero no quiero cometer el mismo error que cometí con Drácula en aquel tiempo.
Me paré de inmediato y el castaño parpadeó sorprendido, dí media vuelta para no mirarlo a los ojos.
— Por favor, retírate— traté de calmar mis instintos, pues el olor de su sangre aun seguía en el aire, no curé su herida.
— Daena... — su voz suplicante me quebró un poco.
No me gustaba terminar esto así, y no es la primera vez que corto tan bruscamente el ambiente. No es la primera vez que me pide cierto tipo de acciones.
— Lo siento, no lo vuelvo a pedir pero por favor continuemos— su dulce voz me tentaba, como casi siempre.
— Por favor Jungkook, ve con Eunwoo a que te atienda la herida.
Un fuerte suspiro sonó por toda la habitación, no me gusta decepcionarlo pero tocó la línea y con eso me basta para retirarme.
— En verdad lo siento— sus lentos movimientos me hicieron sentir peor.
Cerré los ojos al escuchar la puerta cerrarse, suspiré frustrada de que mi sed no hubiera sido saciada por completo una vez más. En verdad la estábamos pasando tan bien.
Caminé a mi cama y sonreí al ver unas gotas de sangre sobre las sábanas, ni siquiera me percate de que estaba desacomodada. Me acosté en ella sin importarme el rastro de nuestras casi noche de placer.
La interrupción me llevó a pensar en una de aquellas noches donde hice lo mismo con Drácula.
Cuando me le confesé esa noche fue mágica, era el único apoyo que tenía y apenas estaba en los 17, siempre cuido de mi con esmero y amor. Aquello hizo crecer sentimientos honestos en mi acerca de él, aparte era muy apuesto. Incluso después de los años aún siento algo por él pero ya es mínimo.
— Por eso odio cuando viene a verme— cerré los ojos para irme a descansar.
Al menos el sueño me quitará un poco la sed.
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