Sedιeɴтα de тι© |JJK| >>+18

~VEINTISIETE~

~❣️~

Bostecé al observar el oscuro cielo por la puerta de mi balcón, el viento nocturno movía un poco mis cortinas llamando mi atención a ellas, Jungkook estaba acostado a mi lado, se veía muy tranquilo. En verdad me esperó aquí hasta que llegué pero estaba dormido así que no quise despertarlo y solo me acosté a su lado mirando hacia la ventana. 

No he dejado de pensar en la charla que tuve con Lisa, sus palabras van y vienen de mi cabeza y me incómoda la idea de estar meditándolas. Tomándolas en serio.

No quiero perdonar a Drácula, él me dio una vida que no quería, quiso moldearme a su semejanza, no me dio la opción a nada y mi única salida de eso fue huir. 

— En primer lugar, ¿cómo demonios me metí en la vida de Drácula? Ni siquiera lo recuerdo— me dije a mi misma mientras sentía mi pecho oprimirse ante los recuerdos. 

Han pasado tantos años de aquella vida que me parece extraña, siento que ya no es mía. Solo tengo recuerdos claros a partir de que me convertí y uno que otro de cuando fui su sierva. De ahí en más todo es borroso. 

Pasaron muchos años en lo que estuve completamente sola, sobreviviendo a base de personas que estaban cerca de la muerte, quedé tan horrorizada con la chica que maté que no quise volver a tener un siervo en aquel entonces.

No quería volver a probar sangre dulce pero la sed me hacía débil. Por otro tiempo fui un tipo de asesina serial, solo me alimentaba de los hombres que me consideraban atractiva pues su sangre sabía mejor que la de los cadáveres pues tampoco tuve un siervo. Aún me perseguía ese recuerdo. 

Después de ese estilo de vida me desaparecí de nuevo al llamar la atención de las personas, hubo momentos en que mataba por completo a los hombres porque no me lograban saciar. 

Recorrí varios pueblos, fui de un lado a otro, las cosas se actualizaban y eso me encantaba de mi inmortalidad, lo único que me hacia sentir mal era el hecho de que no tenía a nadie. Estaba sola. 

Llegué a un pueblo dónde conocí al señor Park, era joven en ese entonces, era más chico que yo solo en apariencia porque en años ya llevaba mucha vida yo por delante.

Nos hicimos amigos casi de inmediato, fue un chico amable, siempre estaba metido en todos lados pues le gustaba ayudar a su gente y la gente del pueblo lo quería mucho por eso. Pasé una temporada aquí al sentirme bienvenida pero no pasó mucho tiempo cuando llamé la atención de la gente al no cambiar en apariencia y la curiosidad de Park crecía sobre mi. 

Siempre se preguntaba porque me iba por las noches y regresaba hasta el día siguiente, porque no pasaba las noches en el pueblo, porque seguía igual que hace cinco años cuando me conoció. Yo solo contestaba con una sonrisa o cambiaba rápidamente el tema. 

Me dolería mucho tener que irme cuando ya le tomé aprecio al lugar. Cuando por fin pude hacer un amigo. 

Pero no todo salió como quería, el joven Park se enamoró de mí, me confesó su amor y al momento de escucharla su sangre cambió de olor por completo y me fue imposible resistirme. Lo acorralé contra la pared y mordí de su cuello sin querer. 

Cuando lo probé me sentí extasiada de por fin probar una buena sangre pero a los segundos me arrepentí de no poder controlarme. Me alejé de él con miedo y sus ojos me miraban con asombro y miedo. 

De inmediato se tocó la herida que le hice y se puso blanco al verse la mano llena de sangre. Salí huyendo de ahí al verme descubierta. Ya no tenía nada que hacer ahí, seguro el joven Park iría al pueblo a contar que soy un demonio y me encenderian en fuego de inmediato.