Cariño ~Ran Haitani x TN~

Cariño...

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Desperté y me estiré, a un lado Ran seguía dormido, con cuidado de no despertarlo me levanté de la cama y fui al baño. Al salir seguía dormido, mire a su armario y tome una camiseta gris, salí de la habitación, en la cocina preparé la cafetera y mientras esperaba recorrí aquel hermoso departamento. Serví dos tazas con café y fui de vuelta a la habitación y lo contemplé dormir.

–¿Sucede algo? – su voz ronca... sexy...

Sonreí –No... te traje un café –

Sonrió sin abrir sus ojos, pero los cubrió con su antebrazo –Gracias, sí que necesito uno–

Me acerqué a él y estiré la taza, este se acomodó en la cama y la recibió –Lo sé...– inconscientemente acaricié su mejilla y después fui a la venta, corrí la cortina y aprecié la vista.

Sentí un ruido, cuando miré Ran apuntaba a mí con su celular –Es que te ves deslumbrante –

Le sonreí y bebí un poco de café –¿Qué hora es? – me acerqué a la cama y me senté frente a él.

–11:30, ¿por qué? ¿Tienes algo qué hacer? – siguió tomando el café que le preparé.

Tome mi celular rápidamente –Joder, mamá debe estar preocupada –

Le llamé y le expliqué que estaba bien, que no se preocupe tanto, dormí donde un amigo, que la vería más tarde en casa. 

Un par de horas más pasaron y comencé a cambiarme ropa.

–¿En serio tienes que irte? – unas manos se aferraron a mis caderas.

Sonreí –Si... pero antes, llegaron flores a mi casa, ¿sabes quién las envió? – me volteé y lo miré pasando mis brazos por su cuello.

Junto su frente con mía –Bienvenida cariño– beso mi frente.

Me escondí en su pecho para ocultar lo roja que me puse –Gracias... me encantaron...– posé mi mejilla en su pecho –Lo del cariño... en mi defensa se me escapó –

Acaricio mi cabello –No he dicho que no me guste...– se acercó a mi oído –cariño...– susurro.

Puse mi mano en su cara y lo aleje, estaba demasiado sonrojada para mirarlo –¿Me puedes ir a dejar o pido un taxi? – lo mire, estoy segura que esta más alto desde la última vez que lo vi.

Me miró –Te iré a dejar, descuida, me aseguraré que llegues bien– volvió a besar mi frente y entró al baño.

Salimos del departamento y vimos a Rindo bajando del ascensor.

–¿Mhm? – nos miró y empezó a reír –Ya era hora, ¿no? – se dirigió a su hermano

Este lo miró serio –Cállate, no digas ni una sola palabra – refunfuño.

Mire a Ran y después a Rindo –Yo quiero saber– me acerque a su hermano –¿Es algún secreto? – me aferré a su cintura.

El pelilargo me miró, luego a su hermano y sonrió con malicia –Bueno... ya que me insistes– me miró –Hace casi 2 años compramos departamento aquí... y alguien, en esos 2 años nunca...–

Una mano se interpuso sin dejarlo hablar –Cállate o te golpeó –

Puse mi mano sobre la de Ran y la aparte con cuidado –Déjame escuchar...–

–Nunca trajo a una mujer a su departamento... ni siquiera cuando tuvo novia, meses después de comprarlo... terminó con ella, igual no me agradaba –

Bese su mejilla –Gracias por la información – me puse a un lado de Ran y presione el botón del ascensor –Espero nos veamos luego Rindo – subí a este y Ran igual, el silencio abundó hasta que subimos a un hermoso auto gris grafito –¿Podrías tomar el camino largo y conducir lento? –

–Si– fue algo cortante.

Fue un poco de silencio hasta que decidí hablar –Así que... ¿Ran Haitani si tenía tiempo para tener novia? Eso es bue –

–No– me interrumpió –No es bueno... mierda _____... ¿no lo entiendes? – aparcó a un lado del camino y me miró.

Puse mi mano sobre la suya en la caja de cambios –Creo entender, pero quiero saberlo de ti– acaricié su mano.

Suspiró y miró el camino –Te fuiste, ¿¡qué más iba hacer!? – puso sus manos en el volante y apoyo su frente ahí, luego su mejilla y me miró –No sabía nada de ti... ni siquiera Sanzu, pedazo de mierda...– puso su mano en mi muslo –Después de segundo año y medio... conseguí una novia...– suspiró frustrado –Llevábamos un año y ... me dijo te amo... pero... yo a ella no, decidí terminar la relación, aun me busca de vez en cuando –

Acaricié su mejilla –¿Y quién no? Hasta yo te buscaría, pero no hay amor... no tienes que sentirte frustrado por eso, no es tú culpa, ni de ella, los sentimientos cambian en cada persona–

Puso su mano sobre la mía –Lo sé...– miró el camino y volvió a conducir –Sigamos, no quiero hablar de eso...–

–Está bien, no te puedo forzar– le subí un poco a la radio.

Estábamos fuera del edificio donde ahora vivo, me despedí de Ran besando su mejilla y obviamente agradecerle por todo –Nos vemos luego cariño– fueron sus últimas palabras al bajarme de aquel auto.