Cápitulo 5.

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"Balas pérdidas. "

Michell.

Hoy por fin vería a Ian, ambos habíamos estado bastante ocupados con nuestras carreras él estaba estudiando Derecho y cómo apenas tenía dos años se le hacían complicadas ciertas cosas me sentía muy orgullosa de él.

Había sido una semana muy larga, y le extrañaba demasiado así que me propuse levantarme de mi cama para arreglarme debía verme por lo menos presentable fuí directa a la ducha, cuando salí mi cabello botaba gotitas de agua mójando el piso de mi habitación así que lo envolví en una toalla y me empecé a vestir, me escojí por un pantalón de algodón color gris, cómodo pero bonito y un top color rojos de tiros no me coloqué sontén estaríamos sólos en casa y ya el me conocía el cuerpo de más... justo cuando estaba a punto de bajar el timbre sonó y supe que era él baje corriendo las escaleras y allí estaba con su sonrisa de oreja a oreja y muchas golosinas en una bolsita me perdí en su linda apariencia, nadie creería que tiene 20 años es tan tierno, alto de piel clara ojos negros, y cabello castaño liso el cúal peina de lado es todo un encanto.

—¿Me invitarás a pasar o aún no has términado de babear por mi?.—dijo sácandome de mis pensamientos

—Pasa cariño.—dije envólviendolo en un fuerte abrazo.

—Te extrañé demasiado.—me dió un tierno beso en los labios

—Y yo a ti.

—Cariño no me apetece salir, así que traje esto para que comamos tirados en el sófa viéndo tus raras películas de terror y me cuentes que has hecho en esta semana luego te prepararé la cena.

—Acepto encantada, pero mis pelís de terror no son para nada raras.—hice puchero.

Nos sentamos en el sófa, el no tardó en sacarse sus tenis quitarse la chaqueta y lánzarse sobre mi para quédar acostado encima de mi con su cara en mi abdomén amaba estar así conmigo me lo había dicho, algúnas mil veces puse una pelí cualquiera y allí estabamos juntos cómo ya hace casi 4 años.

—¿Ya te dije que te amo?.—me miró y sonreí por su confesión.

—Jamás.—pusé mi mano sobre mi frente para dárle mi toque de drámatisismo.

—Tonta.—rodó los ojos.

—Tú lo eres.

La verdad era que lo extrañaba y no quería hablar, también necesitaba que me tocará estuve una semana sin su cuerpo sobre el mío pero el estaba tan concentrado y sin ningúna intensión de tocarme que yo quise llevar la iniciativa bajándome los tiros de mi top dejando mis senos al descubierto , enseguida se incorporó mirandome con el ceño fruncido.

—¿Eso es una indirecta para que las use?.—preguntó divertido.

—Tal vez.—dije tócandolas.

—Vale, lo hago yo.

Y sí que lo hizo, nos encontrábamos el encima de mí ambos muy agitados pero yo sin una pizca de orgasmo como siempre, no se lo diría jamás me avergonzaba de mi jodida duración durante el sexo no quería que se sintiera poca cosa para mi así que sólo me dejaba llevar y cuando sentía el clímax llegar gemía, para que el se sintiera satisfecho, y eso fué lo que hice acabo dentró de mi y decidió hablar.

—Estoy tan enamorado de ti.—dejo un beso en mi coronilla.

—Y yo de ti amor.—le dí un beso en el cuello.

Nuestro momento de rómantisimo no duró mucho debido a que fué interrumpido por el timbre, sabía que mis hermanos o mi padre no serían así que me vestí rápido al igual que Ian y me dirigí hacía la puerta, a la persona que me encontré es con la que menos pensé.

—¿Matthew?.—pregunté confundida.

—El mismo.—dijo pasándo de mi, para entrar en casa.

—¿Qué haces aqui?.

—Tu padre y él mio ahora son grandes amigos y ya sabes lo que pasa cuando un empresario se hace amigo de un abogado, se vuelven inseparables.

—¿Entonces?.—No sabia a donde iba lo que decía.

—Entonces niñata, vas a llevarme hacía su despacho en lo que llega, ya lo llamé y vendrá en unos minutos tenemos un negocio pendiente.

—Esta bien, sigueme.—dije nerviosa por algún extraño motivo.

El se dirigió detrás de mi, sin siquiera hablar o molestarme sólo miró a Ian más tiempo del debido y me siguió en silencio cuando estaba justo por señalarle la puerta del despacho me arríncono sobre esta misma.

—¿Q-Qué h-haces?.—No entendí que decia, pero seguramente incoherencias.

El me miró y sonrío, joder si serio era sexy no pregunten cómo me veía sonríendo este hombre intimidaba medía casi 1.90 seguramente y me sacaba algúnas dos cabezas más, su cabello era oscuro y las dos veces que lo habían visto lo llevaba despeinado, con su camisa blanca que se le pegaba al torso como una segunda capa de piel.

Sus vaqueros negros, y sus zapatos del mismo cólor y ese maletín que le daba un aire profesional y casual a la vez, por algún extraño motivo no sentí ganas de apartarlo transmitía un calor bastante agradable pero seguía estando nerviosa no supe cuanto tiempo habia pasado en silencio hasta que el decidió por fin responder mi pregunta.

—Ya puedes respirar otra vez niñata.

No sabía desde cuando estaba agúantando la respiración, pero él tenia razón, no estaba respirando.

—¿Por qué me dices así?.—pregunté cuando por fin encontré mis cuerdas vocales.

—Tal vez, por que ese top que traes no me deja pensar con claridad.

Antes de que pudiese responder, ya el había entrado en el despacho y se había quitado de mi cuerpo, cuando se apartó sentí frío nuevamente.

—¿Quieres algo, en lo que esperas a mi padre?.—pregunté desde la puerta.

—Un vino tinto.—respondió serio.

A parte de sexy e intimidante también era bipolar al parecer, ¿Qué cosas decía? apenas lo conocía quise dejar de pensar y me fuí hacia la cocina donde me encontré con Ian preparando pasta.

—¿Qué haces cariño?.

—La cena.—dijo sin mirarme revolviendo varias salsas y aplicando pimienta a no se que.

—Le llevaré vino a Matthew, es el hijo de un amigo de mi padre no sabía que vendría.

—Tranquila cariño, por suerte ya habiamos terminado ve, yo me encargo de esto.

—Te amo.—dije mientras salía con la copa de vino entre manos

Al llegar a la puerta del despacho de mi padre, unos ¿jadeos? me hicieron detenerme en seco abrí y allí estaba él Matthew haciendo lo que jamás me imaginé que fuese capaz de hacer en cuanto noto mi presencia sentí mi cara arder, joder esta sonrojada.

—¿Te gusta lo que ves, niñata?.—preguntó con la voz grave

—¿T-tú T-Te estas mastur.—me interrumpió

—Másturbandome.—dijo sin siquiera mirárme

—¿Qué diablos piensas, detentee?.—me exasperé.

—Voy a términar y lo haré aquí, en el suelo del despacho de tu padre niñata tendrás que limpiar el desastre.—Sonrió con los ojos cerrados.

—No, no lo harás.—me acerqué, y deje la copa de vino sobre el escritorio.

—Dejáme acabar en tu boca.—se empezó a tensar y supe que estaba cerca.

—No, estas loco.—dije nerviosa.

—Estoy cerca.—suspiró

—N-no.

—Casi.—aceleró sus movimientos.

Me puse tan nerviosa que no sé que hice, o en que estaba pensando pero me encontré a mi misma de rodillas con los labios al rededor de su polla y poco después el derrame llegó me levanté limpié los labios y salí corriendo de ese despacho con la respiración muy acelerada.

Azúl Cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora