Cápitulo 12.

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Matthew.

Lo de mi hermana me tenía mal, voy a ser sincero, pero apenas llegara Nick íbamos a esperar al capullo con el qué ella estaba ese día en la secundaria así interrogárlo y qué se haga responsable de su hijo, Kaia no dejará de estudiar qué se atenga a las críticas y señalaciones hoy llegarón mis padres, y para cálmar las cosas salí dejándolos a ellos sólos para que pudieran pláticar fué toda una casualidad que Lyla me dijera que habían abierto una nueva discoteca y qué debía ir a verla cuando; estaba por acércarme a ella, noté que estaba con Ian y descarté la idea de acercarme por irme a la barra donde me encontré con una mujer preciosa que conocía demasiado bien para mis gustos.

Cuando me reclamó por no mándarle ni un mensaje luego de lo que pasó, quise decirle que dejara de ser tan niña y entendiera que sólo fué sexo y ya... pero, ¿A quién quiero engañar? yo tampoco he logrado sacar lo que  paso de mi cabeza, me encuentró pensando en ella siempre que estoy con alguien e incluso Ly se ha dado cuenta de que estoy distraído, por una parte me gustó que ella me dijera lo que pensaba pero por la otra es demasiado peligroso.

—¿Qué acabas de decir?.—preguntó Michell frente a mi

—Qué me ha gustado, qué me reclamaras por no escribirte.—dije mirándola

—N-no Q-quise decir eso, sólo no se.—sus mejillas se estaban tórnando de ese color rojizo que tanto me gustaba.

—Estas muy hermosa.—las palabras salieron por si sólas.

—Gracias, tú también.—se colocó el cabello hacia atras y me permití admirar su cuello y su cara joder era más que hermosa.

No se cuanto tiempo me quedé analizándola, mujeres así hacen que cúalquiera pierda la cabeza yo soy el claro ejemplo tratándo de ser cortez con alguien que recién conozco ni a Lyla la he tratado así y con ella me sale...¿natural tal vez?.

—¿Estás bien?.—dijo tócandome la mejilla y su tácto hizo estríagos en mi cuerpo.

—Si, todo bien.—aleje su mano.

—Debería irme, no le avise a mis amigas que me iría de allí.—dijo un minuto después mirando el suelo y relamiendo sus labios.

Por un momento sentí ganas de hacerlo yo mismo, no, debo controlarme joder.

—Ellas saben qué estás conmigo.—Me pase las manos por el cabello y ella seguía mis movimientos, lo más probable es que lo haya despeinado aún más.

—¿Hablaste con ellas?—preguntó confundida.

—Si.—dije seco.

—Quiero un trago, ¿podrías?.

—Claro.—Me acerqué a la barra y pedí dos tragos más para ambos, me moría por probar sus labios pero no lo haría.

Llegué nuevamente al balcón, y le indiqué qué se sentara en una mesita que estaba junto a nosotros ella tomó la copa y se la llevó a los labios para por fin hablar.

—Creo que deberíamos hablar, sobre lo que pasó esa noche.—soltó sin mirarme.

—Esa noche no pasó nada,no debió pasar nada.—Desearía qué mi voz no hubiese salido tan brusca.

Ella me miró, y se llevó la copa a los labios otra vez tardó más de lo normal en responder por un momento me sentí mal por lo que dije, pero era la verdad me estaba sintiendo arrepentido, pensé que sí estabámos juntos iba a dejar de pensarla pero es todo lo contrario.

—Tienes toda la razón Matthew Ross.—término su copa—No debio pasar para nada.

Se levantó y se acercó hacía mi, para susurrarme al oído.

—Esa noche dijiste qué no iba a dejar de pensarte, y déjame decirte qué tenías razón maldito capullo.

Quise responder, pero ya ella estaba algo lejos sólo observé con la seguridad que caminaba y me quedé mirando a través de las paredes de cristal si existe una mujer que podría acabar con mi córdura creo qué es ella me levanté pasado un rato y un mensaje de Ly me hizo fijarme en el móvil.

-Ly<3: Ian esta algo tómado, lo llevaré a casa.

-Ly<3:Foto.

Abrí el archivo y es una foto de Ian cérca, muy cerca de los labios de mi mejor amiga no se veía para nada borracho, cuando pensaba en responder Michell se atravesó frente a mi, más subida de tono.

—¿Puedes llevarme a casa o tampoco debe pasar?.—dijo para luego soltar una carcájada.

La ayúde, hasta que juntos llegamos a la salida seguidos de sus dos amigas Amanda y Danielle son muy simpáticas y habladoras sobre todo, las dejé frente a la puerta de su casa, las otras dos bajáron del coché pero Michell seguía mirándo al frente.

—¿Qué pasa?.

—Ian, estaba con una chica en la discoteca  y ayer me canceló se supone que ibamos a arreglar las cosas pero no fué asi.

—Tal vez sólo son amigos.—dije sin pensar

—Eso no es lo peor.—dijo tómando sus pértenencias

—¿Qué es lo peor?.—pregunté confundido

—Qué no me arrepiento de lo que hicimos.—No había salido del shock cuando ella se acercó a mi y dejó un beso en mi mejilla para luego bajarse y entrar en su casa.

Llegué a mi casa, me obligué a mi mismo a dormir por un momento quise ir y ver cómo estaba mi hermana pero ella tenía qué atenerse a sus responsabilidades caí réndido luego de unas horas y el último pensamiento que tuve fué verme a mi mismo llevándo a cenar a Michell.

Azúl Cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora