Cápitulo 16.

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Matthew.

Al salir de la casa de Michell, no dejaba de repetir la escena de ese maldito haciéndole el amor sentí unas ganas inmensas de tómarla y besarla frente a él, de móstrarle qué él nunca iba a ser lo que ella necesitaba y que para eso estaba yo, pero no podía, existía una maldita barrera en mi, ahora puesta tenía casi una semana sin estar con nadie, ni siquiera con Lyla, me estaba dístrayendo en la universidad e incluso en la empresa, por suerte no lo notaban por que mi padre ya había vuelto del viaje hace unos días y lo había arreglado, pero yo sabía muy bien qué ella me estaba caúsando esto.

Eran sensaciones extrañas, me sentía nervioso cerca de ella, sentía ganas de besarla hasta qué me faltará el aire, abrazárla y confesarle qué tampoco sale de mi cabeza pero: ¿Cómo le diría eso, a una persona que conozco desde hace casi dos meses?, ¿Acaso estoy enamorado?.

Aleje esos pensamientos absúrdos, y cúando llegué a casa me duché coloqué un suéter negro y vaqueros del mismo color, mis cadenas y mi cabello despeinado cómo siempre mi célular sonó y era una llamada de Lyla.

—¿Que pasa?.—pregunté seco.

—Ian sabe, lo que pasa entre Michell y tú.

—¿Qué?.—pregunté confundido.

—Sí, lo sabe, alguien le mostró una foto de ustedes en la discoteca y él la esta búscando para enfrentarla, Matt estaba muy molesto tengo miedo por ella por favor búscala.

Corté antes de que términara de hablar, joder llamé a Michell pero no me respondía, luego apago el célular en una clara señal de que no quería hablar conmigo me vi preocupado y no se de donde diablos saqué el número de su amiga, pero ahora estaba en dirección a una cafetería llamada "Express Delicious".

Había pasado varias veces por aquí, pero nunca me había intrigado entrar, no soy de los qué come helado y esas cosas en realidad era un poco cerrado ante los demás pero con Michell me salía natural querer contarle sobre mí, y que ella me tuviera la misma confianza.

Pero que su novio supiera lo que habia o esta pasando me preocupó, si su padre se entera probablemente me mataría ¿y sus hermanos?, muchos problemas, pensarían que queremos tener algo serio y yo nunca he estado en una relación de pronto sentí mucho estrés y ansiedad, joder, yo no soy así.

Entre y allí estaba ella mirando a la nada, a través de la ventana que daba directamente a la dirección contraria a donde yo había aparcado mi camioneta sin más me senté junto a ella y la abracé con fuerza.

No sabía si ella correspondería el abrazo, pero al ver que no pensaba soltarla me abrazó también, hundió su pequeño rostro en mi cuello y aspiró mi aroma así cómo yo el de ella, me atreví a decirle la verdad.

—No se lo qué es amar Michell, por que la vez que lo intenté hice mucho daño, pero joder tú me provocas muchas cosas.

se hizó un silencio casi asfixiante, hasta qué ella se separó de mi y me miró, su ceño estaba ligeramente fruncido.

—¿Esa es una declaración?.—casi notaba su tono de burla

—Más que eso.—Y entonces hice algo qué jamás pensé sería capaz de hacer, la besé.

Y no fué el beso tierno, de libros qué seguro ella estaba aconstumbrada a leer, la besé cómo si mi vida dependiera de sus labios los cúales sabían dulces cómo a chocolate, suspiré internamente de plácer no sabía cuanto había estado deseando besarla hasta que lo hice, abrío su boca y me permití jugar con su lengua finalicé mordiendo suavemente su labio inferior. Al separarnos ambos estabamos agitados, muy agitados.

—Salgamos de aquí.—tómo mi mano y sólo su pequeño toqué me hizo sentir vivo, nervioso y muchas cosas indescriptible.

¿Esto era nuevo para mi?, ¿Por qué sentía tantas cosas por sólo una chica?, ¿Acaso esto es enamorarse? ella era la causante de qué me esforzara en agradarle a sus amigas, en qué me encontrará a mi mismo búscando excusas para pasar a verla, para saber donde estaba, literalmente mis semanas se habían basado en estar pendiente de ella: En cuidar a Michell.

Apenas entramos en mi camioneta, me sorprendió ver qué ella me tomaba brúscamente del cuello y me volvía a besar con una pasión que jamás pensé ella tendría, a simple vista era una chica tímida y poco atrevida, pero era distinta y lo comprobé cúando se dejo llevar dos veces en ese despacho apenas sabiendo mi nombre la besé, me besó, nos besamos sin detenernos, hasta que mi móvil volvió a sonar y me obligué a retirarme un poco era Lyla.

—Estoy con ella, le diré ahora mismo.—solté de mal húmor, me había interrumpido mi sesion de besos.

—Matt, Ian piensa decirselo a su padre, no se si eso sea buena idea o no, pero date prisa.

—Tranquila, yo me encargo.

Gire mi cabeza para mirarla, sólo llevaba una simple sudadera, unos vaqueros, tenis y su cabello suelto sin una gota de maquillaje y allí estaba yo, botando baba por ella, quien es todo lo contrario a mis gustos por las mujeres, empezando por que tiene 18 y yo casi 23, jamás me imaginé con alguien menor su pecho subia y bajaba rápido aún por lo de hace un momento y reuní valientía para decirle lo que sucedía y no llevarmela a algún lado para seguir besándola.

—Ian sabe que sucede algo entre nosotros, consiguió una foto de cuando estabamos en la discoteca no me preguntes cómo la consiguió pero, piensa decirselo a tu padre.—solté entonces.

—Diablos, lleváme a casa por favor.

—Podemos hablar con él, y explicarle qué no somos nada.

—No, no tienes ninguna responsabilidad conmigo eso lo sé.—Y se bajó de la camioneta dándo un portazo.

Mujeres, pensé en mi cabeza encendí el motor para márcharme pero me encontre a mi mismo bajando a una velocidad alarmante y corriendo tras ella cúando la tuve cerca la arrinconé a una pared y la besé otra vez.

—B-basta Matthew.—dijo con la voz cortada, sus labios estaban hinchados por los besos.

—¿No es lo que quieres?.—dije rózando mi nariz con la suya

—Somos distintos, llévame a casa.—se escabulló por debajo de mis brazos y caminó en dirección a la camioneta.

—Eres extraña Michell.

—¿Por qué?.

—Me besas y luego húyes.—sonreí

—Necesito alejarme de ti Matthew.—soltó un minuto después y algo dentro de mi se sintió extraño.

—¿Eso quieres?.—pregunté molesto.

—Eso necesito.

Ninguno dijo una palabra más hasta que la deje enfrente de su casa, el coché de Ian estaba justo en la entrada lo supe por que ella respiró profundo y dudó en bajarse de la camioneta hasta que yo salí primero, ella luego y me pensaba enfrentar pero la tomé del brazo y me adentre con ella en su casa, tómandola por la cintura estaba muy tensa pero no se quejó ante mi tácto al entrar a su casa allí estaban, Ian,Manuel su padre, sus hermanos Maikol y Mike, e incluso sus dos amigas con carita de perro regañado Amanda y Danielle.

Estos se nos quedarón mirando con los ojos muy abiertos, para luego fijarse en la mano que yo tenía a un lado de la cintura de Michell me puse serio y hice lo más acorde.

—Sr Rous, pérmitame unos minutos a sólas en su despacho.—solté fúlminando a Ian con la mirada.

El se levantó, pero inmediatemente apenas me dio la espalda Michell me tómo la mano y me miro: ¿preocupada?.

Azúl Cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora