Michell:
¿Qué pasó ayer?, me levanté con un horrible dolor de cabeza y mi hermoso despertador término en el suelo por intentar despertarme para ir a clases no estaba en condiciones para nada, así qué me duché con el agua casi hielo para déspertarme totalmente eran casi las 10 de la mañana, por lo que probablemente sólo estaría Amanda y Lorena, mi nana, mis hermanos y mi padre trabajando y Ian sin dar señales de vida decidí bajar y luego márcarle para hablar las cosas.
—Buenos días bella dúrmiente.—dijo Lorena términando un batido.
—Vaya Michell, tienes un áspecto horrible.—comentó Amanda y ambas estayarón en carcajadas.
Pase a fijarme en ambas, y Amanda estaba concentrada en términar unas frutas.
—Gracias por los alagos, ¿qué hacen?.—pregunté un minuto después.
—Estamos háciendo helados, Michi, siempre quise aprender y Lorena se ofreció a ayúdarme.—dijo sonríente
—Aprende muy rápido mi niña Michell.
—Me alegro, pero tengo mucha hambre nana.
—Sabía que ibas a decir eso, ten.—dijo téndiendome unas tostadas con jamón, queso y un batido de fresas.
—¡Qué deliciaaa!.—me senté en la barra de la cocina y el sonido del timbré me hizo girar.
Lorena, fué a abrir la puerta y seguí comiendo me voltié a fijarme quien era y alguién que no esperaba ver estaba frente a mi puerta con media tostada en la mano y la otra mitad en la boca tragué rápido y tomé del batido.
—¿Qué te pasa Michell?.—grito molesto
—¿A mi?.—pregunté confundida.
—Estuve todo el día llamándote.—dijo Ian dándo un paso más frente a mi.
—Yo tenía su célular y estaba descargado.—dijo Amanda limpiándose las manos con el delantal.
—¿Tú, quien coño eres y por qué te metes.?.—volvió a gritar.
—Es mi amiga y no le vuelvas a gritar.—dije molesta
—¡Yo me puedo defender sóla! y de nada te sirve que le grites a Michell por qué el que estaba haciendo cosas malas eras tú ayer con Lyla en la pista.—exclamó amanda poniéndose en medio de ambos
—Estás loca.—Ian retrocedió y me tómo de la mano.
—Sube a mi habitación, términare de desayunar.
Él me hizo caso e inmediatamente subió las escaleras a una velocidad increíble, Amanda me miró con preocupación y volví a hablar.
—Lo conozco desde hace tres años, no me va a lástimar y tranquila, yo también lo vi, pero no sabía cómo se llamaba la mujer.
—Cúalquier cosa estoy aquí ¿si?.—dijo luego.
Subí las escaleras y cerré la puerta de mi habitación, el estaba sentado en la esquina de mi cama con mi ropa sucia en la mano cúando vió que llegué señaló la cama y el cuarto desacómodado.
—No tienes ningún derecho en reclamarme Ian Jones, tú, él novio ejemplar qué siempre quiere arreglar las cosas con flores, que gritaste más de una vez por célular y muchas más aquí abajo, me invitaste a tu casa para luego cáncelarme por trabajo y en vez de venir cúando estuvieras desocupado, te fuiste a una discoteca con una peliroja claramente mayor que yo qué se llama Lyla y trabaja contigo, supongo que fué la misma que mencionó Matthew en la cena.—solté sin mirarlo a los ojos.
ESTÁS LEYENDO
Azúl Cielo.
Novela Juvenil-------------------•-------------------- AZÚL CIELO. ¿Si la mayor parte de tu vida te han mentido, debes hacerlo tú también.? Recúerdo que esa era una de mis preguntas favoritas hacía mi psicóloga Estrella Leister. Allí estaba...