Cápitulo 30.

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Matthew.

Me despedí de Michell, saldría con sus amigas a tomarse unas copas por mi parte, estaba sentado en el sófa de mi casa viendo una película con mi hermana menor, estaba empezando a engordar hoy cumple tres meses de embarazo, eso me hizo recordar qué aun no se quien es el maldito, pero tengo la idea perfecta.

—Esa no me gusta Matt, cámbiala.—mencionó Kaia acercándose al sófa con galletas, palomitas y mucho chocolate.

—Es acción, deberías ir aprendiendo de mi.—rodee los ojos y tomé las galletas.

—Aveces eres insoportable.—se sentó junto a mi.

—Quisiera hablar contigo sobre algo.—dije mirándola

—¿Que pasa?.—preguntó extrañada.

—Se quien es el padre del bebé.—dije apartándo la mirada.

—¿Qué?.—se levantó rápidamente y se posicionó frente a mi.

—Si, la verdad no entiendo cómo fuiste capaz o cómo el fué capaz.—me levanté yo también.

Era obvio qué no tenía ni idea de quien era, pero ella no tenía intenciones de cóntarmelo. Así que, en ocaciones desesperadas, decisiones improvisadas.

—Yo no quise que pasara Matt.—lloriquió

—Pero pasó

—Lucas no sabe nada, por favor no le digas.—soltó entonces

Mi cara de impactó pasó a enojo rápidamente, y luego a odio ¿Cómo fué capaz? ¿En que estaba pensando? Kaia, apenas cumpliría diesisiete años.

Subí las escaleras a una velocidad alarmante y ella venía detras de mi, cerré la puerta de mi habitación y me cambié de ropa enseguida. Le marqué a Nick para reúnirnos en un lugar donde Lucas estaría seguramente. Me las iba a pagar.

—¡Matt por favor!.—gritaba al otro lado de la puerta

—¡Lárgate a dormir Kaia.!.

Salí sin prestarle atención, y maneje quince minutos hasta llegar al lugar donde necesitaba ir. La discoteca de su padre.

Apenas llegué, Nick estaba en la entrada no era la primera vez que veníamos así qué los guardias de seguridad nos conocían de sobra. El lugar estaba a reventar de personas pero yo tenía mi objetivo en la mira. Estaba muy tranquilo con dos tipos más, tómandose una botella de coñác la impotencia que sentí fué impactante. El disfrutando un fin de semana y mi hermana embarazada, el tuvo los cojones, incluso sabiendo que ella es menor de edad.

Así que apenas llegué frente a él, le propiné un fuerte golpe en la cara el cúal le hizo voltear el rostro repentinamente apenas se recuperó, su labio inferior temblaba tal vez del dolor. Pero su cara de confusión me impactó, sin embargo yo estaba muy molesto o mejor dicho cabreadísimo.

—¿Qué diablos te pasa joder?.—masculló sosteniendo su cara—¿Te has vuelto loco Matthew?.

Sus amigos se pusieron a la defensiva, y Nick les lanzó su típica mirada de :Será mejor que no me busquen, o les patearé las bolas. El les susurró algo y enseguida uno de ellos fué por una bolsa de hielo.

—Eso es poco para lo que te mereces.—espeté con la cólera a mil.

—¿De qué diablos hablas?.—de nuevo, su cara de confusión.

—¡Oh! ¿de que hablo? no lo sé Lucas. Dimelo tú, ¿acostarte con mi hermana de diesiseis tal vez te suena?.—Lo empujé con tanta fuerza que cayó de culo al suelo.

Azúl Cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora